sábado, 2 de mayo de 2009

Hay que darlo todo

Ayer conversé largamente con Miguel d'Escoto, Presidente pro témpore de la Asamblea General de las Naciones Unidas. Antes lo había escuchado cuando habló en la reunión del ALBA en Cumaná, el 17 de abril.

Me admiró su importante pronunciamiento. Lo conocía desde que triunfó la Revolución en Nicaragua y Daniel Ortega lo designó Ministro de Relaciones Exteriores, cargo en que se mantuvo hasta que la guerra sucia de Reagan, los miles de jóvenes sandinistas que en ella murieron y el daño económico ocasionado, condujeron a la victoria de la contrarrevolución en Nicaragua.

El retroceso que ésta ocasionó a lo largo de 17 años y el desastre económico y social que la "democracia" de Estados Unidos impuso al noble pueblo de Nicaragua, llevaron de nuevo a los sandinistas al gobierno del país; esta vez con limitaciones constitucionales y gran dependencia de Estados Unidos. Daniel lo denunció el 17 de abril en la Cumbre de las Américas, en Puerto España, donde con tanta dignidad condenó el bloqueo a Cuba. Miguel d'Escoto por su parte, debido al prestigio que alcanzó como responsable de las relaciones internacionales de Nicaragua, su talento y sus ideas, había sido electo Presidente por dos años en la Asamblea General de la ONU, en el 2007.

Con ese carácter, participó en la reunión de Ministros de Relaciones Exteriores del Movimiento de Países No Alineados que tuvo lugar en La Habana los días 28, 29 y 30 de abril, mes que acaba de pasar. Hoy estaba en la tribuna de la Plaza de la Revolución, junto a Raúl, observando el impresionante desfile del Día Internacional de los Trabajadores, que nuestra televisión transmitió, mientras en Santiago de Cuba, cuna de la Revolución, y en las restantes provincias del país tenían lugar entusiastas desfiles, que fueron expresiones irrebatibles de la fortaleza de nuestra Revolución.

Vibraban las palabras de los narradores desde la tribuna donde estaban d'Escoto, muchos Ministros de Relaciones Exteriores y representantes de los Países No Alineados y alrededor de dos mil visitantes procedentes de países de todos los continentes, que compartieron la alegría de esa fiesta de los trabajadores.

Los versos de Fayad Jamís, dedicados a Manuel Navarro Luna, poeta revolucionario y comunista que vivió desde los seis meses de edad en la provincia Granma, donde comenzó nuestra última guerra de liberación, se escucharon más de una vez.

Manuel desde pequeño tuvo que abandonar la escuela en la ciudad de Manzanillo e incorporarse a realizar varios oficios. Fue mozo de limpieza, limpiabotas, buzo, sereno y procurador público. Estudiaba por su cuenta para superarse.

En 1915 publica sus primeros versos. En 1919, su primer libro. En 1930 se une al Partido Comunista.

Trabaja en la primera alcaldía comunista de Cuba a la caída de Machado en 1933. Después del triunfo revolucionario de 1959, integró las Milicias Nacionales y participó en la limpia del Escambray y en la victoria de Playa Girón desafiando al tiempo.

Por esta libertad de canción bajo la lluvia

habrá que darlo todo.

Por esta libertad de estar estrechamente atados

a la firme y dulce entraña del pueblo

habrá que darlo todo.

Por esta libertad de girasol abierto en el alba de fábricas

encendidas y escuelas iluminadas

y de tierra que cruje y niño que despierta

habrá que darlo todo...

...Por esta libertad que es el terror

de los que siempre la violaron

en nombre de fastuosas miserias.

Por esta libertad es la noche de los opresores

y el alba definitiva de todo pueblo ya invencible.

Por esta libertad que alumbra las pupilas hundidas

los pies descalzos

los techos agujereados

y los ojos de los niños que deambulaban

en el polvo.

Por esta libertad que es el imperio de la juventud

por esta libertad

bella como la vida

habrá que darlo todo...

Los colores rojo, azul y blanco de nuestra bandera, ondeada por las manos laboriosas de miles de jóvenes de la Universidad de las Ciencias Informáticas que cerraban el desfile; de las escuelas de Instructores de Arte, de Ballet; las federaciones de estudiantes de la capital, los disciplinados y activos jóvenes estudiantes que se forman como Trabajadores Sociales, los niños de La Colmenita y otras expresiones de la obra de nuestra Revolución, saben que son portadores de un fuego que nadie podría jamás apagar.

Me satisfizo mucho saber que allí presenciándolo todo estaba Miguel d'Escoto. Tres días antes, en su discurso a los cancilleres y representantes del Movimiento de los Países No Alineados, expresó:

"... El orden mundial existe basado en la cultura capitalista que equipara el ser más con el tener más, promueve el egoísmo, la codicia, la usura, y la irresponsabilidad social. Estos anti valores de la cultura capitalista han sumido al mundo en un enjambre de crisis convergentes que, de no ser eficazmente atendidas de inmediato, ponen en peligro la continuación de la propia especie humana y la capacidad de sostener la vida en la Tierra.

"En el fondo de todas las diferentes crisis que enfrentamos yace una enorme crisis moral, una gran crisis de valores y principios éticos. Todos hemos traicionado los valores emanados de nuestras respectivas tradiciones religiosas o ético filosóficas. Nos hemos traicionado a nosotros mismos al caer en la tentación capitalista, y al asumir sus valores anti-vida, de odio y egoísmo, nos hemos convertido en los peores depredadores, enemigos de nuestra Madre Tierra, nos hemos deshumanizado...

"...Cuba ha sido siempre un lugar de refrescamiento espiritual. Aquí podemos todos constatar que el amor es más fuerte y puede más que el egoísmo. Aquí, más que en ningún otro lugar, podemos aprender lo que es la solidaridad, el antídoto más importante para que la humanidad pueda sobrevivir el demencial egoísmo en que pareciera destinada a desaparecer.

"...En este siglo XXI, siglo de la reconciliación y de la paz mediante el imperio de la Ley, la justicia social y la inclusividad democrática, respetamos a todas las minorías y a todas queremos escucharlas. Es en el G-192, la Asamblea General, donde se tendrá que decidir el rumbo que hemos de tomar para escapar de la trampa del egoísmo demencial y suicida a que el capitalismo ha llevado al mundo. No con revanchismo de ninguna clase sino con ánimo de construir un mundo mejor para todos y todas sin excepciones ni exclusiones..."

No aspiró al cargo de Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas que ostenta. Supo de su candidatura por la Embajadora de Nicaragua en Naciones Unidas. Le correspondía a la región de América, y Daniel Ortega, conocedor de sus cualidades, lo había propuesto sin vacilar. Ni tiempo tuvo para explicar sus problemas de salud para asumir tan comprometedora responsabilidad. Los países de América Latina, África y los demás del Tercer Mundo lo apoyaron de inmediato. Miguel no se inmutó por las dificultades y asumió él su cargo.

Me hizo entrega de un documento que suscribió como Presidente de la Asamblea General de las Naciones Unidas designando a Cuba como paradigma de solidaridad internacional, mostró la medalla de oro diseñada por él, que acompañó a su decreto.

Otras cosas de gran interés afirmó en su discurso, que no enumero para evitar extenderme demasiado.

Fue un honor muy alto lo que hizo y dijo sobre nuestra Revolución.

...habrá que darlo todo

si fuere necesario

hasta la sombra

y nunca será suficiente.

Afirmó finalmente el poeta Fayad Jamís.

Fidel Castro Ruz
Mayo 1 de 2009
7 y 23 p.m.
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