sábado, 1 de noviembre de 2008

El encuentro con Lula

No es la inyección de dinero en sí a los países en desarrollo lo que critico en mi reflexión de ayer, como interpretaron algunos cables.

Al escribir La Peor Variante, me refería a la forma y los objetivos de la inyección. He venido exponiendo la idea de que la crisis financiera es consecuencia de los privilegios concedidos en 1944 en Bretton Woods al capitalismo desarrollado en Estados Unidos, que emergía con un enorme poder militar y económico, próximo a concluir la Segunda Guerra Mundial. El fenómeno se repite con una frecuencia cada vez mayor.

En carta al presidente de Brasil, Lula da Silva, que le envié apenas llegó a Cuba, ya que un encuentro conmigo no estaba programado en su breve visita a nuestro país, le escribí textualmente sobre ese punto:

"Quien sea el gobernante de Estados Unidos después de la actual crisis, necesita sentir una fuerte presión de los pueblos del Tercer Mundo demandando soluciones en las que participen todos y no un grupo de Estados.  Las naciones más ricas necesitan desesperadamente que los pobres consuman, de lo contrario se paralizarían sus centros productores de bienes y servicios. Que utilicen sus computadoras para calcular cuántos millones de millones deben invertir para que las naciones pobres se desarrollen sin destruir la ecología y la vida en nuestro planeta."

Para cualquier lector es obvio que, cuando hablo de invertir, me refiero a un aporte monetario al Tercer Mundo, fundamentalmente como crédito blando, con intereses de casi cero, en aras de un desarrollo racional que no destruya la ecología.

Pude reunirme con Lula, quien solicitó verme a pesar de su ajustado programa, y conversar durante casi dos horas con él. Le expliqué que divulgaría conceptos contenidos en mi carta; no tuvo objeción alguna. La conversación fue, como siempre, amable y respetuosa. Me explicó bastante detalladamente la obra que lleva a cabo en su país. Le di las gracias por el apoyo político y económico de Brasil a Cuba en su lucha, y le recalqué el papel decisivo desempeñado por Venezuela, una nación latinoamericana en desarrollo, y su Presidente, en los días más críticos del período especial y hoy, cuando el bloqueo imperialista se ha recrudecido y nuestro país ha sufrido el azote destructor de dos huracanes.

A pesar de nuestro amplio intercambio, quedó libre hora y media antes de la prevista para la partida.

Por lo que vi en varios cables esta tarde, adoptó una posición valiente con relación a las elecciones de Estados Unidos. Si triunfara McCain, no estaría contando de antemano con el mayor país latinoamericano, Brasil.

El próximo 15 de noviembre tendrá lugar en Washington la reunión convocada por Bush del Grupo del G-20. Apenas se abre un televisor, aparece un jefe de Estado hablando en una reunión de alto nivel. ¿Qué tiempo les quedará a los jefes de Estado para informarse y meditar sobre los complejos problemas que agobian al mundo?

El actual Presidente de Estados Unidos no tiene problema alguno: no los resuelve; los crea. La solución para él es tarea de otros.

Fidel Castro Ruz
Octubre 31 de 2008
5 y 15 p.m.




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La peor variante

Leí hoy que la Reserva Federal de Estados Unidos había creado una nueva línea de créditos para los Bancos Centrales de México, Brasil, Corea del Sur y Singapur.

En la misma declaración informa que ha proporcionado créditos similares a los Bancos Centrales de Australia, Canadá, Dinamarca, Reino Unido, Japón, Nueva Zelanda, Suiza y el Banco Central Europeo.

En virtud de esos acuerdos, proporciona dólares a los Bancos Centrales a cambio de reservas en divisas de esos países, que han sufrido pérdidas considerables debido a la crisis financiera y comercial.

De ese modo se afianza el poder económico de su moneda, privilegio otorgado en Bretton Woods.

El Fondo Monetario Internacional, que es el mismo perro con diferente collar, anuncia la inyección de elevadas sumas a sus clientes de Europa Oriental. A Hungría le inyecta el equivalente a 20 mil millones de euros, gran parte de los cuales son dólares procedentes de Estados Unidos. No cesan las máquinas de imprimir billetes ni el FMI de otorgar sus leoninos préstamos.

Fidel Castro Ruz
Octubre 30 de 2008
8:05 p.m.

Por su parte, ayer el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) declaraba en Ginebra que al ritmo actual de gastos, la humanidad necesitaría los recursos de dos planetas en 2030 para mantener su estilo de vida.

El WWF es una institución seria. No hace falta ser graduado universitario en Matemáticas, Economía o Ciencias Políticas para comprender lo que eso significa. Es la peor variante. El capitalismo desarrollado aspira todavía a seguir saqueando al mundo como si el mundo pudiera soportarlo.



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El Analfabetismo Económico

Chávez habló en Zulia del "camarada Sarkozy", y lo dijo con cierta ironía, pero sin ánimo de herirlo. Por el contrario, más bien quiso reconocer su sinceridad cuando, en su condición de Presidente rotativo de la Comunidad de Países Europeos, habló en Beijing.

Nadie proclamaba lo que todos los líderes europeos conocen y no confiesan: el sistema financiero actual no sirve y hay que cambiarlo. El Presidente venezolano exclamó con franqueza:

"Es imposible refundar el sistema capitalista, sería como un intento de poner a navegar al Titanic después que está en el fondo del Océano."

En la reunión de la Asociación de Naciones Europeas y Asiáticas, en la que participaron 43 países, Sarkozy hizo confesiones notables, según los cables:

"El mundo va mal, afronta una crisis financiera sin precedentes por su magnitud, rapidez, violencia, y sus consecuencias sobre el medio ambiente ponen en cuestión la supervivencia de la humanidad: 900 millones de personas no tienen los medios para alimentarse.

"Los que participamos en esta reunión representamos dos tercios de la población del planeta y la mitad de sus riquezas; la crisis financiera comenzó en Estados Unidos, pero es mundial y la respuesta debe ser mundial."

"El lugar para un niño de 11 años no es la fábrica, sino la escuela."

"Ninguna región del mundo tiene lección que dar a nadie." Una clara alusión a la política de Estados Unidos.

Al final recordó ante las naciones de Asia el pasado colonizador de Europa en ese continente.

Si Granma hubiese suscrito esas palabras, dirían que se trataba de un clisé de la prensa oficial comunista.

La canciller de Alemania, Angela Merkel, dijo en Beijing que no se podía "prever la entidad y duración de la crisis financiera internacional en curso. Se trata, ni más ni menos, de la creación de una nueva carta constitutiva de las finanzas." Ese mismo día se divulgaron noticias que revelan la incertidumbre general desatada.

En la reunión de Beijing, los 43 países de Europa y Asia acordaron que el FMI debería jugar un papel importante asistiendo a los países gravemente afectados por la crisis, y apoyaron una cumbre interregional en busca de la estabilidad a largo plazo y el desarrollo de la economía del mundo.

El presidente del gobierno español, Rodríguez Zapatero, declaró que "había una crisis de responsabilidad en la que unos pocos se han enriquecido y la mayoría se está empobreciendo", que "los mercados no confían en los mercados". Exhortó a los países a huir del proteccionismo, convencido de que la competencia haría que los mercados financieros jugaran su papel. No ha sido oficialmente invitado a la cumbre en Washington por la actitud rencorosa de Bush, que no le perdona el retiro de las tropas españolas de Iraq.

El presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão Barroso, apoyó su advertencia sobre el proteccionismo.

El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, se reunía por su parte con eminentes economistas para tratar de evitar que los países en desarrollo sean las principales víctimas de la crisis.

Miguel D'Escoto, ex ministro de Relaciones Exteriores de la Revolución Sandinista y actual presidente de la Asamblea General de la ONU, demandaba que el problema de la crisis financiera no se discutiera en el G-20 entre los países más ricos y un grupo de naciones emergentes, sino en las Naciones Unidas.

Hay disputas acerca del lugar y la reunión donde debe adoptarse un nuevo sistema financiero que ponga fin al caos y la ausencia total de seguridad para los pueblos. Existe gran temor de que los países más ricos del mundo, reunidos con un grupo reducido de países emergentes golpeados por la crisis financiera, aprueben un nuevo Bretton Woods ignorando al resto del mundo. El presidente Bush declaró ayer que "los países que discutirán aquí el mes próximo sobre la crisis global deben también volver a comprometerse con los fundamentos del crecimiento económico a largo plazo: mercados libres, libre empresa y libre comercio."

Los bancos prestaban decenas de dólares por cada dólar depositado por los ahorristas. Multiplicaban el dinero. Respiraban y transpiraban por todos los poros¼ Cualquier contracción los conducía a la ruina o a la absorción por otros bancos. Había que salvarlos, siempre a costa de los contribuyentes. Fabricaban enormes fortunas. Sus privilegiados accionistas mayoritarios podían pagar cualquier suma por cualquier cosa.

Shi Jianxun, profesor de la Universidad de Tongui, Shanghai, declaró en un artículo que publicó en la edición exterior del Diario del Pueblo que "la cruda realidad ha llevado a la gente, en medio del pánico, a darse cuenta de que Estados Unidos ha utilizado la hegemonía del dólar para saquear las riquezas del mundo. Urge cambiar el sistema monetario internacional basado en la posición dominante del dólar."

Con muy pocas palabras explicó el papel esencial de las monedas en las relaciones económicas internacionales. Así venía ocurriendo desde hace siglos entre Asia y Europa: recordemos que el opio fue impuesto a China como moneda. De eso hablé cuando escribí La victoria china.

Ni siquiera plata metálica, con la que pagaban inicialmente los españoles desde su colonia en Filipinas los productos adquiridos en China, deseaban recibir las autoridades de este país, porque se devaluaba progresivamente debido a su abundancia en el llamado Nuevo Mundo recién conquistado por Europa. Hasta vergüenza sienten hoy los gobernantes europeos por las cosas que impusieron a China durante siglos.

Las actuales dificultades en las relaciones de intercambio entre esos dos continentes deben resolverse, según el criterio del economista chino, con euros, libras, yenes y yuanes. No cabe dudas de que la regulación razonable entre esas cuatro monedas ayudaría al desarrollo de relaciones comerciales justas entre Europa, Gran Bretaña, Japón y China.

Estarían incluidos en esa esfera Japón y Alemania —dos países productores de sofisticados equipos de tecnología avanzada tanto para la producción como para los servicios—, y el mayor motor en potencia de la economía del mundo, China, con alrededor de 1 400 millones de habitantes y más de 1,5 millones de millones de dólares en sus reservas de divisas convertibles, que son en su mayoría dólares y bonos del Tesoro de Estados Unidos. Le sigue Japón con casi las mismas cifras de reservas en divisas.

En la actual coyuntura, se incrementa el valor del dólar por la posición dominante de esta moneda impuesta a la economía mundial, justamente señalada y rechazada por el profesor de Shanghai.

Gran número de países del Tercer Mundo, exportadores de productos y materias primas con poco valor agregado, somos importadores de productos de consumo chinos, que suelen tener precios razonables, y equipos de Japón y Alemania, los cuales son cada vez más caros. Aun cuando China ha tratado de que el yuan no se sobrevalúe, como demandan sin cesar los yanquis para proteger sus industrias de la competencia china, el valor del yuan se incrementa y el poder adquisitivo de nuestras exportaciones disminuye. El precio del níquel, nuestro principal producto de exportación, cuyo valor alcanzó más de 50 mil dólares la tonelada no hace mucho, en los últimos días apenas rebasaba los 8 500 dólares por tonelada, es decir, menos del 20 por ciento del precio máximo alcanzado. El del cobre se ha reducido a menos del 50 por ciento; así sucesivamente ocurre con el hierro, aluminio, estaño, zinc y todos los minerales indispensables para un desarrollo sostenido. Los productos de consumo, como café, cacao, azúcar y otros, más allá de todo sentido racional y humano, en más de 40 años apenas incrementaron sus precios. Por eso no hace mucho tiempo yo advertía igualmente que, como consecuencia de una crisis que estaba a las puertas, los mercados se perderían y el poder adquisitivo de nuestros productos se reduciría considerablemente. En esa circunstancia, los países capitalistas desarrollados saben que sus fábricas y servicios se paralizan, y sólo la capacidad de consumo de gran parte de la humanidad ya en los índices de pobreza, o por debajo de estos, podría mantenerlos funcionando.

Ese es el gran dilema que plantea la crisis financiera y el peligro de que los egoísmos sociales y nacionales prevalezcan por encima de los deseos de muchos políticos y estadistas angustiados ante el fenómeno. No tienen la menor confianza en el propio sistema del que surgieron como hombres públicos.

Cuando un pueblo deja atrás el analfabetismo, sabe leer y escribir, y posee un mínimo indispensable de conocimientos para vivir y producir honradamente, le faltaría vencer todavía la peor forma de ignorancia en nuestra época: el analfabetismo económico. Sólo así podríamos saber lo que está ocurriendo en el mundo.

 Fidel Castro Ruz
Octubre 26 de 2008
5 y 15 p.m.



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