viernes, 27 de junio de 2008

Salvador Allende, un ejemplo que perdura

Nació hace cien años en Valparaíso, al sur de Chile, el 26 de junio de 1908. Su padre, de clase media, abogado y notario, militaba en el Partido Radical chileno. Cuando yo nací, Allende tenía 18 años. Realiza sus estudios medios en un liceo de la ciudad natal.

En sus años de estudiante preuniversitario, un viejo anarquista italiano, Juan Demarchi, lo pone en contacto con los libros de Marx.

Se gradúa como alumno excelente. Le gusta el deporte y lo practica. Ingresa voluntario al servicio militar en el Regimiento Coraceros de Viña del Mar. Solicita traslado al Regimiento Lanceros de Tacna, un enclave chileno en el norte seco y semidesértico, posteriormente devuelto a Perú. Egresa como oficial de reserva del Ejército. Lo hace ya como hombre de ideas socialistas y marxistas. No se trataba de un joven blando y sin carácter. Era como si adivinara que un día combatiría hasta la muerte defendiendo las convicciones que ya comenzaban a gestarse en su mente.

Decide estudiar la noble carrera de Medicina en la Universidad de Chile. Organiza un grupo de compañeros que se reúnen periódicamente para leer y discutir sobre el marxismo. Funda el Grupo Avance en 1929. Es elegido vicepresidente de la Federación de Estudiantes de Chile en 1930 y participa activamente en la lucha contra la dictadura de Carlos Ibáñez.

Se había desatado ya la gran depresión económica en Estados Unidos con la crisis de la Bolsa de Valores que estalló en 1929. Cuba se adentraba en la lucha contra la tiranía machadista. Mella había sido asesinado. Los obreros y los estudiantes cubanos se enfrentaban a la represión. Los comunistas, con Martínez Villena al frente, desataban la huelga general. "Hace falta una carga para matar bribones, para acabar la obra de las revoluciones..." -había proclamado en vibrante poema. Guiteras, de profunda raíz antiimperialista, intenta derrocar la tiranía con las armas. Cae Machado, que no puede resistir el empuje de la nación, y surge una revolución que Estados Unidos en pocos meses, con guantes de seda y mano de hierro, aplasta, y su dominio absoluto perdura hasta 1959.

Durante ese período Salvador Allende, en un país donde la dominación imperialista se ejercía brutalmente sobre sus trabajadores, su cultura y sus riquezas naturales, lleva a cabo una lucha consecuente que nunca lo apartó de su intachable conducta revolucionaria.

En 1933 se gradúa de médico. Participa en la fundación del Partido Socialista de Chile. Es ya dirigente en 1935 de la Asociación Médica Chilena. Sufre prisión durante casi medio año. Impulsa el esfuerzo para crear el Frente Popular, y lo eligen subsecretario general del Partido Socialista en 1936.

En septiembre de 1939 asume la Cartera de Salubridad en el gobierno del Frente Popular. Publica un libro suyo sobre medicina social. Organiza la primera Exposición de la Vivienda. Participa en el año 1941 en la reunión anual de la Asociación Médica Americana en Estados Unidos. Asciende en 1942 a Secretario General del Partido Socialista de Chile. Vota en el Senado, en el año 1947, contra la Ley de Defensa Permanente de la Democracia, conocida como "Ley Maldita" por su carácter represivo. Asciende en 1949 a Presidente del Colegio Médico.

En 1952 el Frente del Pueblo lo postula para Presidente. Tenía entonces 44 años. Pierde. Presenta en el Senado un proyecto de ley para la nacionalización del cobre. Viaja a Francia, Italia, Unión Soviética y la República Popular China en 1954.

Cuatro años después, en 1958, es proclamado candidato a la Presidencia de la República por el Frente de Acción Popular, constituido por la Unión Socialista Popular, el Partido Socialista de Chile y el Partido Comunista. Pierde la elección frente al conservador Jorge Alessandri.

Asiste en 1959 a la toma de posesión como Presidente de Venezuela de Rómulo Betancourt, considerado hasta entonces una figura revolucionaria de izquierda.

Viaja ese mismo año a La Habana y se entrevista con el Che y conmigo. Respalda en 1960 a los mineros del carbón, que paralizan su trabajo durante más de tres meses.

Denuncia junto al Che en 1961 el carácter demagógico de la Alianza para el Progreso en la reunión de la OEA que tuvo lugar en Punta del Este, Uruguay.

Designado de nuevo candidato a la Presidencia, es derrotado en 1964 por Eduardo Frei Montalva, democratacristiano que contó con todos los recursos de las clases dominantes y que, según datos revelados en documentos desclasificados del Senado de Estados Unidos, recibió dinero de la CIA para apoyar su campaña. En su gobierno, el imperialismo trató de diseñar lo que se dio en llamar la "Revolución en Libertad", como respuesta ideológica a la Revolución Cubana. Lo que engendró fueron los fundamentos de la tiranía fascista. En esa elección, Allende obtiene, sin embargo, más de un millón de votos.

Encabeza en 1966 la delegación que asiste a la Conferencia Tricontinental de La Habana. Visita la Unión Soviética en el Aniversario 50 de la Revolución de Octubre. El año siguiente, 1968, visita la República Democrática de Corea, la República Democrática de Viet Nam, donde tiene la satisfacción de conocer y conversar con el extraordinario dirigente de ese país, Ho Chi Minh. Incluye en ese mismo recorrido a Camboya y Laos, en plena efervescencia revolucionaria.

Tras la muerte del Che, acompaña personalmente hasta Tahití a tres cubanos de la guerrilla en Bolivia, que sobrevivieron a la caída del Guerrillero Heroico y se encontraban ya en territorio chileno.

La Unidad Popular, coalición política integrada por comunistas, socialistas, radicales, MAPU, PADENA y Acción Popular Independiente, lo proclama su candidato el 22 de enero de 1970, y triunfa el 4 de septiembre en los comicios de ese año.

Es un ejemplo verdaderamente clásico de la lucha por vías pacíficas para establecer el socialismo.

El gobierno de Estados Unidos, presidido por Richard Nixon, después del triunfo electoral entra de inmediato en acción. El Comandante en Jefe del Ejército chileno, general René Schneider, es víctima de un atentado el 22 de octubre y fallece tres días después porque no se plegaba a la demanda imperialista de un golpe de Estado. Fracasa el intento de impedir la llegada de la Unidad Popular al gobierno.

Allende asume legalmente con toda dignidad el cargo de Presidente de Chile el 3 de noviembre de 1970. Comienza desde el gobierno su heroica batalla por los cambios, enfrentando al fascismo. Tenía ya 62 años de edad. Me cupo el honor de haber compartido con él 14 años de lucha antiimperialista desde el triunfo de la Revolución Cubana.

En las elecciones municipales de marzo del año 1971, la Unidad Popular obtiene mayoría absoluta de los votos con el 50,86 por ciento. El 11 de julio el presidente Allende promulga la Ley de Nacionalización del Cobre, una idea que había propuesto al Senado 19 años antes. Fue aprobada en el Congreso por unanimidad. Nadie se atrevía a objetarla.

En 1972 denuncia en la Asamblea General de las Naciones Unidas la agresión internacional de que es víctima su país. Es ovacionado de pie durante largos minutos. Visita ese mismo año la Unión Soviética, México, Colombia y Cuba.

En 1973, al realizarse las elecciones parlamentarias de marzo, la Unidad Popular obtiene un 45 por ciento de los votos y aumenta su representación parlamentaria.

No pueden prosperar las medidas promovidas por los yanquis en las dos Cámaras para destituir al Presidente.

El imperialismo y la derecha agudizan una lucha sin cuartel contra el gobierno de la Unidad Popular y desatan el terrorismo en el país.

Le escribí seis cartas confidenciales a mano, con letra pequeñita y una pluma de punta fina entre los años 1971 y 1973, en las que le abordaba temas de interés con la mayor discreción.

El 21 de mayo de 1971 le decía:

"...Estamos maravillados de tu extraordinario esfuerzo y tus energías sin límites para sostener y consolidar el triunfo.

"Desde aquí se puede apreciar que el poder popular gana terreno a pesar de su difícil y compleja misión.

"Las elecciones del 4 de Abril constituyeron una espléndida y alentadora victoria.

"Han sido fundamentales tu valor y decisión, tu energía mental y física para llevar adelante el proceso revolucionario.

"Seguramente les esperan a ustedes grandes y variadas dificultades a enfrentar en condiciones que no son precisamente ideales, pero una política justa, apoyada en las masas y aplicada con decisión no puede ser vencida..."

El 11 de septiembre de 1971, le escribí:

"El portador viaja para tratar contigo los detalles de la visita.

"Inicialmente, considerando un posible vuelo directo en avión de Cubana, analizamos la conveniencia de aterrizar en Arica e iniciar el recorrido por el norte. Surgen luego dos cosas nuevas: interés expresado a ti por Velazco Alvarado de un posible contacto en mi viaje hacia esa; posibilidad de contar con un avión soviético IL-62 de mayor radio. Esto último permite, si se quiere, arribar en vuelo directo a Santiago.

"Va un esquema de recorrido y actividades para que tú añadas, suprimas e introduzcas las modificaciones que estimes pertinente.

"He procurado pensar exclusivamente en lo que pueda ser de interés político sin preocuparme mucho el ritmo o la intensidad del trabajo, pero todo en absoluto queda sometido a tus criterios y consideraciones.

"Hemos disfrutado mucho los éxitos extraordinarios de tu viaje a Ecuador, Colombia y Perú. ¿Cuándo tendremos en Cuba la oportunidad de emular con ecuatorianos, colombianos y peruanos en el enorme cariño y el calor con que te recibieron?"

En aquel viaje, cuyo esquema transmití al presidente Allende, salvé milagrosamente la vida. Recorrí decenas de kilómetros ante una multitud enorme, situada a lo largo del camino. La Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos organizó tres acciones para asegurar mi asesinato durante ese viaje. En una entrevista de prensa anunciada con anterioridad, había una cámara suministrada por una emisora televisiva de Venezuela equipada con armas automáticas, manejada por mercenarios cubanos que con documentos de ese país habían ingresado a Chile. El valor les falló a los que solo tenían que apretar el gatillo durante el largo tiempo que duró la entrevista y las cámaras me enfocaron. No querían correr el riesgo de morir. Me habían perseguido, además, por todo Chile, donde no me volvieron a tener tan cerca y vulnerable. Sólo pude conocer los detalles de la cobarde acción años más tarde. Los servicios especiales de Estados Unidos habían llegado más lejos de lo que podíamos imaginarnos.

El 4 de febrero de 1972 escribí a Salvador:

"La delegación militar fue recibida con el mayor esmero por todos aquí. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias dedicaron prácticamente todo su tiempo durante esos días a atenderla. Los encuentros fueron amistosos y humanos. El programa intenso y variado. Mi impresión es que el viaje ha sido positivo y útil, que existe la posibilidad y es conveniente seguir desarrollando estos intercambios.

"Con Ariel hablé sobre la idea de tu viaje. Comprendo perfectamente que el trabajo intenso y el tono de la contienda política las últimas semanas no te hayan permitido considerarlo para la fecha aproximada que mencionamos en esa. Es indudable que no habíamos tomado en cuenta estas eventualidades. Por mi parte, aquel día, vísperas de mi regreso, cuando cenábamos ya de madrugada en tu casa, ante la falta de tiempo y la premura de las horas, me tranquilizaba pensar que relativamente pronto nos volveríamos a encontrar en Cuba donde íbamos a disponer la posibilidad de conversar extensamente. Tengo, no obstante, la esperanza de que puedas tomar en consideración la visita antes de mayo. Menciono este mes, porque a más tardar, desde mediados del mismo, tengo que realizar el viaje, ya impostergable, a Argelia, Guinea, Bulgaria, otros países y la URSS. Esta amplia visita me llevará considerable tiempo.

"Te agradezco mucho las impresiones que me comunicas sobre la situación. Aquí, cada día más familiarizados, interesados y afectados emotivamente todos con el proceso chileno, seguimos con gran atención las noticias que llegan de allá. Ahora podemos comprender mejor el calor y la pasión que debió suscitar la revolución cubana en los primeros tiempos. Podría decirse que estamos viviendo nuestra propia experiencia a la inversa.

"En tu carta puedo apreciar la magnífica disposición de ánimo, serenidad y valor con que estás dispuesto a enfrentar las dificultades. Y eso es fundamental en cualquier proceso revolucionario, especialmente cuando se desarrolla en las condiciones sumamente complejas y difíciles de Chile. Yo regresé con una extraordinaria impresión de la calidad moral, cultural y humana del Pueblo Chileno y de su notable vocación patriótica y revolucionaria. A ti te ha correspondido el singular privilegio de ser su conductor en este momento decisivo de la historia de Chile y de América, como culminación de toda una vida de lucha, como dijiste en el estadio, consagrada a la causa de la revolución y el socialismo. Ningún obstáculo puede ser invencible. Alguien dijo que en una revolución se marcha adelante con 'audacia, audacia y más audacia'. Yo estoy convencido de la profunda verdad que encierra este axioma."

Le escribí de nuevo al presidente Allende el 6 de septiembre de 1972:

"Con Beatriz te mandé mensaje sobre distintos tópicos. Después que ella partió y con motivo de las noticias que estuvieron llegando la pasada semana, decidimos enviar al compañero Osmany para ratificarte nuestra disposición de colaborar en cualquier sentido, y a la vez tú puedas comunicarnos a través de él tu apreciación de la situación y tus ideas con relación al viaje proyectado a esta y otros países. El pretexto del viaje de Osmany será inspeccionar la Embajada cubana, aunque no se le dará publicidad alguna. Queremos que su estancia en esa sea muy breve y discreta.

"Los puntos planteados por ti a través de Beatriz ya se están cumplimentando...

"Aunque comprendemos las actuales dificultades del proceso chileno, tenemos la confianza de que ustedes hallarán el modo de vencerlas.

"Puedes contar enteramente con nuestra cooperación. Recibe un saludo fraternal y revolucionario de todos nosotros."

El 30 de junio de 1973 enviamos una invitación oficial al presidente Salvador Allende y a los partidos de la Unidad Popular a la conmemoración del 20 Aniversario del ataque al Cuartel Moncada.

En carta aparte, le digo:

"Salvador:

"Lo anterior es la invitación oficial, formal, para la conmemoración del 20 Aniversario. Lo formidable sería que tú pudieras dar un salto a Cuba para esa fecha. Puedes imaginarte lo que significaría eso de alegría, satisfacción y honor para los cubanos. Sé que eso sin embargo depende más que nada de tus trabajos y de la situación en esa. Lo dejamos por tanto a tu consideración.

"Todavía estamos bajo el impacto de la gran victoria revolucionaria del día 29 y tu brillante papel personal en los acontecimientos. Es natural que muchas dificultades y obstáculos subsistirán pero estoy seguro de que esta primera prueba exitosa les dará gran aliento y consolidará la confianza del pueblo. Internacionalmente se ha dado gran relieve a los sucesos y se aprecia como un gran triunfo.

"Actuando como lo hiciste el 29, la revolución chilena saldrá victoriosa de cualquier prueba por dura que sea.

Te reitero que los cubanos estamos a tu lado y que puedes contar con tus fieles amigos de siempre."

El 29 de julio de 1973 le envío la última carta:

"Querido Salvador:

"Con el pretexto de discutir contigo cuestiones referentes a la reunión de países no alineados, Carlos y Piñeiro realizan un viaje a esa. El objetivo real es informarse contigo sobre la situación y ofrecerte como siempre nuestra disposición a cooperar frente a las dificultades y peligros que obstaculizan y amenazan el proceso. La estancia de ellos será muy breve por cuanto tienen aquí muchas obligaciones pendientes y, no sin sacrificio de sus trabajos, decidimos que hicieran el viaje.

"Veo que están ahora en la delicada cuestión del diálogo con la D.C. en medio de acontecimientos graves como el brutal asesinato de tu edecán naval y la nueva huelga de los dueños de camiones. Imagino por ello la gran tensión existente y tus deseos de ganar tiempo, mejorar la correlación de fuerzas para caso de que estalle la lucha y, de ser posible, hallar un cauce que permita seguir adelante el proceso revolucionario sin contienda civil, a la vez que salvar tu responsabilidad histórica por lo que pueda ocurrir. Estos son propósitos loables. Pero en caso de que la otra parte, cuyas intenciones reales no estamos en condiciones de valorar desde aquí, se empeñase en una política pérfida e irresponsable exigiendo un precio imposible de pagar por la Unidad Popular y la Revolución, lo cual es, incluso, bastante probable, no olvides por un segundo la formidable fuerza de la clase obrera chilena y el respaldo enérgico que te ha brindado en todos los momentos difíciles; ella puede, a tu llamado ante la Revolución en peligro, paralizar a los golpistas, mantener la adhesión de los vacilantes, imponer sus condiciones y decidir de una vez, si es preciso, el destino de Chile. El enemigo debe saber que está apercibida y lista para entrar en acción. Su fuerza y su combatividad pueden inclinar la balanza en la capital a tu favor aun cuando otras circunstancias sean desfavorables.

"Tu decisión de defender el proceso con firmeza y con honor hasta el precio de tu propia vida, que todos te saben capaz de cumplir, arrastrarán a tu lado a todas las fuerzas capaces de combatir y a todos los hombres y mujeres dignos de Chile. Tu valor, tu serenidad y tu audacia en esta hora histórica de tu patria y, sobre todo, tu jefatura firme, resuelta y heroicamente ejercida, constituyen la clave de la situación.

"Hazles saber a Carlos y a Manuel en qué podemos cooperar tus leales amigos cubanos.

"Te reitero el cariño y la ilimitada confianza de nuestro pueblo."

Esto lo escribí mes y medio antes del golpe. Los emisarios eran Carlos Rafael Rodríguez y Manuel Piñeiro.

Pinochet había conversado con Carlos Rafael. Le había simulado una lealtad y firmeza similares a las del general Carlos Prats, Comandante en Jefe del Ejército durante parte del gobierno de la Unidad Popular, un militar digno al que la oligarquía y el imperialismo pusieron en total crisis, que lo obligó a renunciar al mando, y fue más tarde asesinado en Argentina por los esbirros de la DINA, después del golpe fascista de 1973.

Yo desconfiaba de Pinochet desde que leí los libros de geopolítica que me obsequió durante mi visita a Chile y observé su estilo, sus declaraciones y los métodos que como Jefe del Ejército aplicaba cuando las provocaciones de la derecha obligaban al presidente Allende a decretar el estado de sitio en Santiago de Chile. Recordaba lo que advirtió Marx en el 18 Brumario.

Muchos jefes militares del ejército en las regiones y sus estados mayores querían conversar conmigo dondequiera que llegaba, y mostraron notable interés por los temas de nuestra guerra de liberación y las experiencias de la Crisis de Octubre de 1962. Las reuniones duraban horas en las madrugadas, que era el único tiempo libre para mí. Yo accedía por ayudar a Allende, inculcándoles la idea de que el socialismo no era enemigo de los institutos armados. Pinochet, como jefe militar, no fue una excepción. Allende consideraba útiles estos encuentros.

El 11 de septiembre de 1973 muere heroicamente defendiendo el Palacio de La Moneda. Combatió como un león hasta el último aliento.

Los revolucionarios que resistieron allí la embestida fascista contaron cosas fabulosas sobre los momentos finales. Las versiones no siempre coincidían, porque luchaban desde diferentes puntos de Palacio. Además, algunos de sus más cercanos colaboradores murieron, o fueron asesinados después del duro y desigual combate.

La diferencia de los testimonios consistía en que unos afirmaban que los últimos disparos los hizo contra sí mismo para no caer prisionero, y otros que su muerte sobrevino por fuego enemigo. El Palacio ardía atacado por tanques y aviones para consumar un golpe que consideraban trámite fácil y sin resistencia. No hay contradicción alguna entre ambas formas de cumplir el deber. En nuestras guerras de independencia hubo más de un ejemplo de combatientes ilustres que, cuando ya no había defensa posible, se privaron de la vida antes de caer prisioneros.

Hay mucho que decir todavía sobre lo que estuvimos dispuestos a hacer por Allende, algunos lo han escrito. No es el objetivo de estas líneas.

Hoy se cumple un siglo de su nacimiento. Su ejemplo perdurará.

Fidel Castro Ruz

Junio 26 de 2008

6 y 34 p.m.
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lunes, 23 de junio de 2008

Los derechos humanos, el deporte y la paz

Me llamó la atención que ninguna de mis amigas, las agencias cablegráficas de información, dijeran una palabra el sábado de la alta valoración que la UNESCO expresó sobre la educación en Cuba que, a pesar de las acciones de los Estados Unidos, rebasa los niveles alcanzados por los demás países de la región, como si eso no tuviera nada que ver con el respeto a los derechos humanos.

Todas insistían en calificar la Reflexión como diatriba contra Europa. Un cable de la agencia china XINJUA no lo interpreta de esa forma. Transcribe los argumentos con fidelidad.

Solicité los servicios de INTERNET para analizar el sustantivo diatriba. Respuesta: "Discusión o escrito violento e injurioso contra persona o cosa".

Pido definición de injuria. Respuesta: "Hecho o dicho contra razón y justicia".

¿Acaso no ha sido calumnia la afirmación, millones de veces repetida, de que en Cuba se tortura y se violan los derechos humanos? Nunca hemos torturado a nadie, ni privado de la vida a alguien por métodos extrajudiciales.

Si Europa toma medidas diplomáticas contra Cuba alegando defender esos derechos, ¿por qué no se adoptan esas medidas contra Estados Unidos por el genocidio de Bush en Iraq y las miles de personas arrestadas sin juicio y torturadas durante años allí y en cualquier parte del mundo?

Es curioso que un órgano de la prensa española, que sin duda es diametral y abiertamente opuesto al socialismo, menciona el reconocimiento de la UNESCO a los resultados del sistema educacional de Cuba, e incluye textualmente mi afirmación: "Ningún país donde los derechos humanos sean sistemáticamente violados alcanzaría tan elevados niveles de conocimientos".

Mientras escribo esta Reflexión, a las tres de la tarde, veo por la televisión el partido de fútbol entre España e Italia. Están cero a cero después de una hora de juego. El Rey de España contempla satisfecho el desafío. No ha concluido todavía. Son, sin dudas, temibles equipos. Hay que reconocerlo.

Pido sintonizar el televisor para ver el partido de pelota entre el equipo olímpico de Cuba y una fuerte selección de las universidades de Estados Unidos. Ayer por la noche, observé el choque entre los equipos olímpicos de boxeo de Cuba y de Francia. Los atletas que representan a esta son excelentes, como los boxeadores cubanos. Nuestro público, bien instruido en cuestiones deportivas, es imparcial, respetuoso y objetivo. Hubo paz, himnos y banderas izadas, a pesar del afán de los europeos y los yanquis por sobornar y comprar atletas cubanos.

Agradezco a todos los mencionados por haberme suministrado la materia prima para esta Reflexión.

Tal vez en los próximos días dedique este tiempo a otras actividades.

Fidel Castro
Junio 22 de 2008
4 y 20 p.m.

 

 

 


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sábado, 21 de junio de 2008

Estados Unidos, Europa y los Derechos Humanos

La desprestigiada forma de suspender las sanciones a Cuba que acaba de adoptar la Unión Europea el 19 de junio ha sido abordada por 16 despachos internacionales de prensa. No implica en lo absoluto consecuencia económica alguna para nuestro país. Por el contrario, las leyes extraterritoriales de Estados Unidos y, por lo tanto, su bloqueo económico y financiero continúan plenamente vigentes.

A mi edad y en mi estado de salud, uno no sabe qué tiempo va a vivir, pero desde ahora deseo consignar mi desprecio por la enorme hipocresía que encierra tal decisión. Esto se hace aún más evidente cuando coincide con la brutal medida europea de expulsar a los inmigrantes no autorizados procedentes de los países latinoamericanos, en algunos de los cuales la población en su mayoría es de origen europeo. Los emigrantes son además fruto de la explotación colonial, semicolonial y capitalista.

A Cuba, en nombre de los derechos humanos, le exigen la impunidad de los que pretenden entregar, atados de pies y manos, la patria y el pueblo al imperialismo.

Hasta las propias autoridades de México tienen que reconocer que la mafia de Miami, al servicio del gobierno de Estados Unidos, le arrebató por la fuerza o compró a un importante contingente de agentes migratorios de ese país a decenas de inmigrantes ilegales arrestados en Quintana Roo, entre ellos niños inocentes transportados a la fuerza por riesgosos mares y hasta madres forzadas a emigrar. Los traficantes de personas como los de drogas, que disponen a su antojo del mayor y más codiciado mercado del mundo, han puesto en riesgo la autoridad y la moral que necesita cualquier gobierno para dirigir el Estado, derramando sangre latinoamericana por todas partes, sin contar los que mueren por emigrar a través del humillante muro fronterizo sobre lo que fue territorio de México.

La crisis de los alimentos y de la energía, los cambios climáticos y la inflación acosan a las naciones. La impotencia política reina, la ignorancia y las ilusiones tienden a generalizarse. Ninguno de los gobiernos, y menos aún los de la República Checa y Suecia, que eran renuentes a la decisión de la Unión Europea, podrían responder de forma coherente a las interrogantes que están sobre el tapete.

Mientras tanto, en Cuba los mercenarios y vendepatrias al servicio del imperio se halan los pelos y rasgan sus vestiduras en defensa de los derechos de traición e impunidad.

Tengo muchas cosas que decir, mas por hoy basta. No deseo molestar, pero vivo y pienso.

Divulgaré esta Reflexión solo por la vía de Internet hoy viernes 20 de junio de 2008.

Fidel Castro

20 de junio de 2008

1 y 55 p.m.
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jueves, 19 de junio de 2008

La hormiga y el elefante

Uno cree que no hay tema que valga la pena comentar sin cansar a los pacientes lectores después de la Mesa Redonda del 12 de junio, que divulgó la nueva edición de un libro publicado en Bolivia hace 15 años, esta vez con un prólogo mío. Se leyó en ese programa una introducción elaborada posteriormente por el presidente Evo Morales y un mensaje de la prestigiosa escritora argentina Stella Calloni, que se incluirán en una próxima edición. Seleccioné cuidadosamente los datos que utilicé en ese prólogo.

Desde los primeros años de la Revolución Cubana se desarrolló un fuerte espíritu internacionalista, que tuvo sus raíces en el numeroso contingente de cubanos que participó en la lucha antifascista del pueblo español e hizo suyas las mejores tradiciones del movimiento obrero mundial.

No solemos divulgar nuestra cooperación con otros pueblos, aunque tampoco habría forma de impedir que la prensa hable a veces de la misma. Está motivada en sentimientos profundos que en nada se relacionan con la publicidad.

Algunos se preguntarán cómo es posible que un país pequeño con pocos recursos pueda llevar a cabo una tarea de esa magnitud en campos tan decisivos como la educación y la salud, sin los cuales no es concebible la sociedad actual.

El ser humano creó los bienes y servicios indispensables desde que vive en sociedad, y esta se desarrolló desde las formas más elementales hasta las más avanzadas a lo largo de muchos miles de años.

La explotación del hombre por el hombre fue inseparable compañera de ese desarrollo, como todos sabemos o debemos saber.

Las diferencias en el modo de percibir esa realidad dependieron siempre del lugar que cada cual ocupara en la sociedad. Se veía como algo natural y la inmensa mayoría no tomó nunca conciencia de esto.

En pleno auge del capitalismo en Inglaterra, que iba a la vanguardia con Estados Unidos y otros países de Europa, en el mundo dominado ya por el colonialismo y el expansionismo, un gran pensador y estudioso de la historia y la economía, Carlos Marx, partiendo de las ideas de los más prestigiosos filósofos y economistas alemanes e ingleses de la época -entre ellos Hegel, Adam Smith y David Ricardo, con los cuales discrepó-, elaboró, escribió y publicó sus ideas sobre las relaciones de producción e intercambio en el capitalismo en el año 1859 bajo el título Contribución a la crítica de la Economía Política. En 1867, continuó divulgando su pensamiento con el primer tomo de su obra cumbre, que lo hizo famoso: El Capital. La mayor parte de su extenso libro, a partir de notas y apuntes suyos, fue editado por Engels, que compartía sus ideas y como un profeta divulgó su obra después de la muerte de Marx, en 1883.

Lo publicado por el propio Marx constituye el análisis más serio que se escribió nunca sobre la sociedad de clases y la explotación del hombre por el hombre. Nació así el marxismo, que ha sido el fundamento de los partidos y movimientos revolucionarios que proclamaban el socialismo como objetivo, entre los que se contaban casi todos los partidos socialdemócratas que al estallar la Primera Guerra Mundial traicionaron la consigna enarbolada por Marx y Engels en el Manifiesto comunista, publicado por primera vez en 1848: "¡Proletarios de todos los países, uníos!".

Una de las verdades que el gran pensador expresaba textualmente de forma sencilla es: "En la producción social de su vida los hombres establecen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que corresponden a una fase determinada de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una fase determinada de desarrollo de las fuerzas productivas materiales de la sociedad, entran en contradicción con las relaciones de producción existentes. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas y se abre así una época de revolución social. Ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen las fuerzas productivas que caben dentro de ella y jamás aparecen nuevas y más elevadas relaciones de producción antes de que las condiciones materiales de su existencia hayan madurado dentro de la propia sociedad antigua."

Yo no podría explicar con otras palabras esos conceptos claros y precisos emitidos por Marx de modo tal que, con una elemental explicación de sus profesores, hasta un joven cubano de los que ingresaron el pasado sábado 14 de junio en la Juventud Comunista pueda comprender su esencia.

Sobre el desarrollo concreto de la lucha de clases, Marx escribió La lucha de clases en Francia de 1848 a 1850 y El 18 Brumario de Luis Bonaparte, dos excelentes análisis históricos que deleitan a cualquier lector. Era un verdadero genio.

Lenin, continuador profundo del pensamiento dialéctico y las investigaciones de Marx, escribió dos obras fundamentales: El Estado y la revolución y El imperialismo, fase superior del capitalismo. Las ideas de Marx, puestas en práctica real por él con la Revolución de Octubre, fueron igualmente desarrolladas por Mao Tse Tung y otros líderes revolucionarios en el Tercer Mundo. Sin ellas la Revolución Cubana tampoco habría estallado en el traspatio de Estados Unidos.

Si el pensamiento marxista se hubiese circunscrito simplemente a la idea de que "ninguna formación social desaparece antes de que se desarrollen todas las fuerzas productivas que caben dentro de ella", el teórico del capitalismo Francis Fukuyama habría tenido razón al proclamar que la desaparición de la URSS era el fin de la historia y de las ideologías y debía cesar toda resistencia al sistema capitalista de producción.

En la época en que el creador del socialismo científico expuso sus ideas, las fuerzas productivas estaban por desarrollarse plenamente, la tecnología no había aportado todavía las mortíferas armas de destrucción masiva capaces de provocar el exterminio de la especie; no existía el dominio aeroespacial, el derroche sin límites de hidrocarburos y combustibles fósiles no renovables; el cambio climático no se conocía en una naturaleza que parecía infinita al ser humano, ni se había presentado la crisis mundial de alimentos para compartir entre incontables motores de combustión y una población seis veces superior a los mil millones que habitaban el planeta el año en que nació Carlos Marx.

La experiencia de Cuba socialista tiene lugar cuando el dominio imperial se ha extendido por toda la Tierra.

Al hablar de la conciencia no me refiero a una voluntad capaz de cambiar la realidad sino, por el contrario, al conocimiento de la realidad objetiva que determina la conducta a seguir.

Decenas de millones de personas habían muerto en la guerra provocada a mediados del siglo XX por el fascismo, que nació de la entraña antimarxista del capitalismo desarrollado previsto por Lenin.

En Cuba, como en otros países del Tercer Mundo, la lucha por la liberación nacional bajo la dirección de las capas medias y la pequeña burguesía, y la que ya venían librando por el socialismo los sectores más avanzados de la clase obrera y los campesinos, se sumaron y potenciaron mutuamente. Afloraron igualmente las contradicciones ideológicas y de clase. Los factores objetivos y subjetivos variaban considerablemente en cada proceso.

De la última contienda mundial habían surgido las Naciones Unidas y otros organismos internacionales, en los que muchos vieron una nueva conciencia en el planeta. Era un engaño.

El fascismo, cuyo instrumento el propio Hitler llamó Partido Nacionalsocialista, renació más poderoso y amenazante que nunca.

El imperio envía y mantiene portaviones en todos los mares del mundo para intervenir militarmente. ¿Qué decide a fin de competir con Cuba en el área de nuestro hemisferio? Enviar un enorme barco convertido en hospital flotante que trabaja diez días en cada país. Un número de personas pueden ser ayudadas pero está muy lejos de resolver los problemas de un país; no compensa tampoco el robo de cerebros ni puede formar los especialistas que necesita para prestar verdaderos servicios médicos cualquier día de la semana y del año. Todos los portaviones juntos, que ahora son instrumentos de intervención militar en los diversos océanos de la Tierra, convertidos en hospitales no podrían prestar esos servicios a los millones de personas que los médicos cubanos atienden en lugares apartados del mundo, donde paren mujeres, nacen niños y hay enfermos que necesitan atención urgente.

Nuestro país ha demostrado que puede resistir a todas las presiones y ayudar a otros pueblos.

Meditaba sobre la magnitud de nuestra cooperación no sólo en Bolivia, sino en Haití, el Caribe, varios países de Centroamérica y América del Sur, África, y hasta la lejana Oceanía, a 20 000 kilómetros de distancia. Recordaba igualmente las misiones de la Brigada Henry Reeve, en casos de graves emergencias, viajando en nuestros propios aviones, transportando personal y otros recursos.

El millón de operados gratuitamente de la vista cada año en América Latina y el Caribe de que hemos hablado, no está lejos de alcanzarse. ¿Puede acaso emular Estados Unidos con Cuba?

Utilizaremos la computación no para fabricar armas de destrucción masiva y exterminar vidas sino para transmitir conocimientos a otros pueblos. Desde el punto de vista económico, el desarrollo de las inteligencias y las conciencias de nuestros compatriotas, gracias a la Revolución, nos permiten no sólo cooperar con los pueblos que más lo necesitan sin costo alguno, sino también exportar servicios especializados, incluidos los de salud, a países con más recursos que nuestra patria. En ese terreno Estados Unidos no podría competir jamás con Cuba.

Nuestro pequeño país resistirá.

En pocas palabras: ¡La hormiga pudo más que el elefante!

Fidel Castro Ruz

Junio 18 de 2008

7 y 35 p.m.
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jueves, 12 de junio de 2008

Carta de Fidel a periodista Alina Perera de Juventud Rebelde

El líder de la Revolución Cubana reflexiona a partir del artículo “Tráfico de regalías”, de la periodista Alina Perera, publicado por Juventud Rebelde el 8 de junio  y afirma que es un deber moral golpear conceptos y actitudes de quienes sirven al imperio que desea destruir los valores que más amamos

Querida Alina:

Excúsame que moleste tu atención unos minutos. La razón se explica por sí misma: dedico gran parte del tiempo a leer noticias y artículos, entre ellos algunos extraídos de nuestra propia prensa.

En “Tráfico de regalías”, artículo de opinión publicado por Juventud Rebelde el 8 de junio, tú expresas admiración hacia la conducta honesta de dos personas: un médico que maneja el ultrasonido diagnóstico y un joven especializado en la reparación de computadoras que hizo posible con arduo esfuerzo hacer funcionar la de uso personal tuyo.

Son dos buenos ejemplos de jóvenes profesionales revolucionarios. Conozco bien que decenas de miles de nuestros médicos constituyen hoy la más extraordinaria legión de galenos para prestar servicios humanitarios en cualquier parte del mundo. No fueron educados en el ejercicio de la medicina privada. La Revolución se ocupó de crear esa fuerza desde los primeros años, a lo largo de medio siglo. Los que traicionan el noble oficio repugnan más que cualquier otra forma de traición, en la misma medida en que la vida y el sufrimiento humanos son dignos de respeto. Igual sucede con aquellos cuya misión es educar niños, desarrollar la cultura, promover la ciencia o estimular el deporte para el bien de todos. Si se renuncia a ese deber, en el mundo que les correspondió vivir, la especie humana, a la que pertenecen, sería tan efímera como las ilusiones capitalistas de los que trafican con sus servicios.

La pregunta que todos debemos hacernos es si nuestra conducta y nuestros objetivos son conciliables con las leyes de la naturaleza y los frutos de la inteligencia humana.

Es un deber moral golpear conceptos y actitudes de quienes sirven al imperio que desea destruir los valores que más amamos.

Afirmaste con toda honestidad que no te interesa un socialismo gris, aburrido y chato. Cuán aburrido, chato y gris resulte ser el nuestro dependerá, entre otras muchas cosas, del uso que nuestros periodistas les den a los medios de divulgación masiva que la Revolución ha puesto en sus manos y no constituyen tampoco propiedades privadas con las cuales moldear las mentes de las personas.

Nada existe más enajenante que muchos contenidos de la llamada “industria de la recreación” desarrollada por el imperialismo, en los cuales invierten infinitas horas jóvenes y niños sin que todavía el socialismo haya creado antídotos suficientemente eficaces para enfrentar su nociva influencia.

La corrupción y el desvío de recursos convierten a los que lo practican en defensores del libre mercado, a través del cual transforman el fruto de sus robos en mercancía. No están siquiera conscientes de lo que sucedería con nuestro pueblo si el país cayera de nuevo en manos del voraz y monstruoso imperio.

La ciencia se enorgullece de sus éxitos. Muchos se alegran, como es lógico, de la capacidad de esta para manipular genes hereditarios en aras de la salud, pero pocos se inquietan por los conceptos racistas asociados al poder político imperial y su idea fascista de la raza superior como dueña del mundo actual y futuro. Medítese bien. Informémonos de los nuevos descubrimientos científicos y saquemos las conclusiones pertinentes.

Decenas de noticias llegan diariamente sobre la crisis alimentaria, los precios de la energía y las materias primas, el cambio climático y otros problemas interrelacionados.

La soya, precalentada a 125º centígrados, es una de las fuentes proteicas y calóricas más completas y económicas conocidas de productos alimenticios industriales para consumo directo, con gran diversidad de usos. La transgénica, que se cultiva para producir proteínas y grasas de origen animal, no es apta para el consumo humano. Las leguminosas y gramíneas en general, mejoradas y probadas a lo largo de años, son las fuentes fundamentales de alimentos sanos y saludables. Cada uno de ellos tiene rigurosos límites climáticos y necesidades de fuerza de trabajo humana, en la que temperatura, humedad y tradiciones influyen decisivamente en los rendimientos del área disponible en cada país. La producción de estas proteínas y calorías esenciales por hectárea, su costo en energía y el CO2 que inyecta a la atmósfera cada cultivo, debe estar en el manual de todos los políticos del mundo; es en la actualidad tan importante como saber leer y escribir; no es concebible el analfabetismo en la materia.

Hoy no se utiliza el ábaco para hacer cálculos, como ocurría cuando estalló la primera revolución socialista hace 90 años. Junto a las armas nucleares, químicas, biológicas y electromagnéticas, la ciencia desarrolló las computadoras. Hace dos días la prensa de Estados Unidos informaba sobre una gran computadora militar capaz de hacer millones de millones de cálculos por segundo. La bautizaron con el nombre de un pájaro del estado de Nuevo México, “Correcaminos”; en inglés, Roadrunner. Su costo fue de 133 millones de dólares. El cable añade que “si los seis mil millones de habitantes del planeta usaran sus computadoras personales todo el tiempo, les llevaría 46 años hacer los cálculos que Roadrunner puede hacer en un día de trabajo”.

Son cifras, querida Alina, que desbordan la imaginación y me obligan a utilizar en esta carta los datos nada literarios que contiene.

El imperio no sólo forma su personal científico, despoja abusivamente a los demás países del mundo de muchas de sus mejores inteligencias. Ninguno puede competir con él en recursos para investigar.

Me agradaron las palabras finales de tu artículo sobre el libro de Cintio Vitier Ese sol del mundo moral. Él demuestra que en la ética de Martí y en la historia de nuestro pueblo, se injertan las raíces de la justicia y la dignidad que la Revolución trajo a Cuba.

Pienso que en el mundo actual los principios del socialismo habría que aplicarlos ya; después sería demasiado tarde.

Me gustaría que este mensaje, aunque más extenso que el tuyo, se publicara en la misma página de Juventud Rebelde donde se ubicó tu artículo. No hay que gastar papel ni espacio en otros medios.

Deseo adicionalmente que alguien lo lea en el Congreso de periodistas que está próximo a celebrarse. Recuerdo que hace pocos años muchos de nuestros periodistas no disponían siquiera de una computadora personal. Hoy el gobierno de Estados Unidos trata de bloquear el acceso a la información. Espero, no obstante, que puedan seguir de cerca la catarata de noticias y problemas que envuelven al mundo.

Con sinceros sentimientos de afecto y reconocimiento,

Fidel Castro Ruz

10 de junio de 2008

8 y 32 p.m.

 

 

 


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