lunes, 30 de noviembre de 2009

¿Existe margen para la hipocresía y la mentira?

Estados Unidos, en su lucha contra la Revolución Cubana, tuvo en el gobierno de Venezuela su mejor aliado: el eximio don Rómulo Betancourt Bello. No lo sabíamos entonces. Había sido electo Presidente el 7 de diciembre de 1958 y, sin asumir todavía el cargo, el 1º de Enero de 1959 triunfó en Cuba la Revolución. Semanas después, tuve el privilegio de ser invitado por el Gobierno provisional de Wolfgang Larrazábal para visitar la Patria de Bolívar, que tan solidaria había sido con Cuba.

Pocas veces en la vida vi más calor de pueblo. Las imágenes fílmicas se conservan. Avancé por la amplia autopista que sustituyó el sendero asfaltado por donde me habían conducido la primera vez que viajé a Venezuela en 1948, de Maiquetía a Caracas, los conductores de  vehículos más temerarios que conocí nunca.

Esa vez escuché la rechifla más sonora, prolongada y embarazosa en mi larga vida cuando me atreví a mencionar el nombre del recién electo y no posesionado Presidente. Las masas más radicalizadas de la Caracas heroica y combativa habían votado abrumadoramente contra él.

El "ilustre" Rómulo Betancourt era mencionado con interés en los círculos políticos del Caribe y América Latina.

¿Cómo se explica? Había sido tan radical en su mocedad, que a los 23 años ingresó como miembro del Buró Político del Partido Comunista de Costa Rica, desde 1931 hasta 1935. Eran los tiempos difíciles de la Tercera Internacional. Del marxismo-leninismo aprendió la estructura de clases de la sociedad, la explotación del hombre por el hombre a lo largo de la historia y el desarrollo de la colonización, el capitalismo y el imperialismo en los últimos siglos.

El año 1941, junto a otros líderes de izquierda, fundó en Venezuela el Partido Acción Democrática.

Ejerció la Presidencia provisional de Venezuela desde octubre de 1945 hasta febrero de 1948, en virtud de un golpe de Estado cívico militar. Marcha de nuevo al exilio cuando el ilustre escritor e intelectual venezolano Rómulo Gallegos fue electo Presidente Constitucional y derrocado casi de inmediato.

La maquinaria bien engrasada de su partido lo elige Presidente en las elecciones del 7 de diciembre en 1958, después que las fuerzas revolucionarias venezolanas, bajo la dirección de la Junta  Patriótica que presidió Fabricio Ojeda, derrocó la dictadura del general Pérez Jiménez.

Cuando a fines de enero de 1959 hablé en la Plaza del Silencio, donde se reunieron centenares de miles de personas y mencioné por pura cortesía a Betancourt,  se produjo la colosal rechifla que conté contra el Presidente electo. Para mí fue una verdadera lección de realismo político. Tuve luego que visitarlo, por ser el Presidente electo de un país amigo. Encontré a un hombre amargado y resentido. Era ya el modelo de gobierno "democrático y representativo" que necesitaba el imperio. Colaboró todo lo que pudo con los yankis antes de la invasión mercenaria de Girón.

Fabricio Ojeda, sincero e inolvidable amigo de la Revolución Cubana, a quien tuve el privilegio de conocer e intercambiar con él ampliamente, después me explicó mucho sobre el proceso político de su Patria y la Venezuela con la cual soñaba. Fue una de las numerosas personas que aquel régimen, totalmente al servicio del imperialismo, asesinó.

Ha transcurrido desde entonces casi medio siglo. Puedo dar testimonio del cinismo excepcional del imperio contra el que nos hemos enfrentado infatigablemente los revolucionarios cubanos, como dignos herederos de Bolívar y Martí.

Durante el tiempo transcurrido, desde los días de Fabricio Ojeda, el mundo ha cambiado considerablemente. El poder militar y tecnológico de ese imperio ha crecido; también su experiencia y su ausencia total de ética. Sus recursos mediáticos son más costosos y menos subordinados a normas morales.

Acusar al líder de la Revolución Bolivariana, Hugo Chávez, de promover la guerra contra el pueblo de Colombia, desatar una carrera armamentista, presentarlo como productor y promotor del tráfico de droga, reprimir la libertad de expresión, violar los derechos humanos y otras imputaciones similares, son acciones repugnantemente cínicas, como todo lo que ha hecho, hace y promueve el imperio. La realidad no puede olvidarse nunca, ni dejar de reiterarse;  la verdad objetiva y razonada es el arma más importante con la cual martillar sin descanso en la conciencia de los pueblos.

El gobierno de Estados Unidos, es necesario recordarlo, promovió y apoyó en Venezuela el golpe de Estado fascista del 11 de abril del 2002 y, tras su fracaso, puso todas sus esperanzas en un golpe petrolero, apoyado con programas y recursos técnicos capaces de liquidar cualquier gobierno, subestimando al pueblo y a la dirección revolucionaria de ese país. Desde entonces ha conspirado sin cesar contra el proceso revolucionario venezolano, como ha hecho y lo sigue haciendo contra la Revolución en nuestra Patria durante 50 años. A Venezuela, con los  enormes recursos energéticos y otras materias primas que posee, obtenidos a ínfimos precios, y la propiedad transnacional de las grandes instalaciones y servicios, le interesa a Estados Unidos controlarla mucho más que a Cuba.

Aplastada a sangre y fuego la Revolución en Centroamérica, y mediante golpes de Estado sangrientos y represivos los avances democráticos y progresistas en Suramérica, el imperio no podía resignarse a la construcción del socialismo en Venezuela. Se trata de un hecho real, innegable e inocultable para quien posea un mínimo de cultura política en América Latina y el mundo.

Es conveniente recordar que ni siquiera después del golpe de Estado promovido por Estados Unidos, en abril del 2002, el gobierno de Venezuela se armó. El barril de petróleo valía apenas 20 dólares, ya devaluados, desde que en 1971 Nixon suspendió su conversión en oro, casi 30 años antes de que Chávez llegara a la Presidencia. Cuando tomó posesión, el petróleo venezolano no alcanzaba los 10 dólares.  Posteriormente, cuando los precios se elevaron, dedicó los recursos del país a programas sociales, planes de inversión y desarrollo, y a la cooperación con numerosas naciones del Caribe y Centroamérica y otras de economías más pobres en Suramérica.  Ningún otro país ofreció tan generosa cooperación.

No compró un solo fusil durante los primeros años de su gobierno. Hizo, incluso, algo que ningún otro país habría hecho en condiciones de peligro para su integridad: suspender legalmente la obligación de cada ciudadano honesto y revolucionario de defender con las armas su país.

Pienso más bien que la República Bolivariana tardó bastante en adquirir nuevas armas. Los fusiles de infantería que disponía eran los mismos desde que hace más de 50 años, el Gobierno Provisional del almirante Larrazábal, me obsequió un fusil automático FAL el penúltimo mes de la guerra, en noviembre de 1958. Venezuela siguió disponiendo de ese tipo de armamento  de infantería varios años después de la toma de posesión de Chávez.

Fue el Gobierno de Estados Unidos el que decretó el desarme de Venezuela, cuando prohibió el suministro de piezas para todo el equipamiento militar yanki que tradicionalmente había vendido a ese país, desde aviones de combate y transporte militar hasta comunicaciones y radares. Es sumamente hipócrita acusar ahora a Venezuela de armamentismo.

Por el contrario, Estados Unidos suministró miles de millones de dólares en armas, medios de combate, transporte por aire y entrenamiento a las Fuerzas Armadas de la vecina Colombia. El pretexto fue la lucha contra la guerrilla. Puedo dar testimonio de los esfuerzos del presidente Hugo Chávez en la búsqueda de la paz interna en ese hermano país. Los yankis no sólo suministraron armas, sino que inyectaron sentimientos de odio contra Venezuela a las tropas que entrenaban, como hicieron en Honduras a través de la Fuerza de Tarea basificada en Palmerola.

Estados Unidos suministra a las unidades de combate, donde dispone de bases militares, el mismo uniforme y equipamiento que a las tropas intervencionistas de su país en cualquier lugar del mundo. No necesitan soldados propios, como en Iraq, Afganistán o el norte de Pakistán, para planear actos de genocidio contra nuestros pueblos.

La extrema derecha imperialista, que controla los resortes fundamentales del poder, emplea mentiras descaradas para disfrazar sus planes.

La abogada y analista venezolano-estadounidense Eva Golinger, demuestra cómo los argumentos estratégicos empleados en el mensaje enviado en mayo del 2009 al Congreso de Estados Unidos para justificar una inversión en la base de Palanquero, son alterados totalmente en el acuerdo por el que Estados Unidos recibe esa misma base junto a otras numerosas instalaciones civiles y militares. El documento enviado al Congreso el 16 de noviembre, titulado: "Addendum para reflejar los términos del Acuerdo de Cooperación en Defensa entre Estados Unidos y Colombia, firmado el 30 de octubre de 2009, es completamente alterado", explica la analista. "No se habla ya de la 'misión de movilidad' que 'garantiza el acceso a todo el continente de Suramérica, con la excepción de Cabo de Hornos'. También han cambiado toda referencia a operaciones de 'alcance global', 'teatros de seguridad' y aumento de la capacidad de las Fuerzas Armadas estadounidenses para realizar una 'guerra de forma expedita' en la región", escribe la aguda y bien informada analista.

Es obvio, por otra parte, que el Presidente de la República Bolivariana está batallando arduamente por superar los obstáculos que Estados Unidos ha creado a los países latinoamericanos, entre ellos, la violencia social y el tráfico de drogas.  La sociedad norteamericana no fue capaz de evitar el consumo y el tráfico de las mismas. Sus consecuencias afectan hoy a muchos países del área.

La violencia ha sido uno de los productos más exportados por la sociedad capitalista de Estados Unidos a lo largo del último medio siglo, a través del empleo creciente de los medios masivos de comunicación y la llamada industria de la recreación. Son fenómenos nuevos que la sociedad humana no había conocido antes. Tales medios podrían ser utilizados para crear nuevos valores en una sociedad más humana y justa.

El capitalismo desarrollado creó las llamadas sociedades de consumo y con ello engendró problemas que hoy no es capaz de controlar.

Venezuela es el país que más rápidamente está llevando a cabo los programas sociales que pueden contrarrestar esas tendencias sumamente negativas. Los colosales éxitos alcanzados en los últimos Juegos Deportivos Bolivarianos lo están demostrando.

En la reunión de UNASUR, el Canciller de la República Bolivariana, planteó con gran claridad el problema de la paz en el área. ¿Cuál es la posición de cada país ante la instalación de bases yankis en el territorio de Suramérica? No solo constituye una obligación de cada Estado, sino también una obligación moral de cada hombre o mujer consciente y honesta de nuestro hemisferio y del mundo. El imperio debe saber que en cualquier circunstancia los latinoamericanos lucharán sin  descanso por sus derechos más sagrados.

Existen problemas todavía más graves e inmediatos para todos los pueblos del mundo: el cambio climático;  tal vez el peor y más urgente en este instante.

Antes del 18 de diciembre, cada Estado deberá adoptar una decisión. De nuevo el ilustre Premio Nobel de la Paz, Barack Obama, deberá definir su posición sobre el espinoso asunto.

Ya que aceptó la responsabilidad de recibir el Premio, tendrá que cumplir la demanda ética de Michael Moore cuando conoció la noticia: "¡ahora gáneselo!". ¿Es que acaso puede?, me pregunto. Cuando la exigencia unánime de los círculos científicos es que las emisiones de dióxido de carbono deben ser reducidas en no menos del 30% con relación a su nivel de 1990, Estados Unidos ofrece solo reducir el 17% de lo que emitía en el 2005, lo que apenas equivale al 5% del mínimo que exige la ciencia a todos los habitantes del planeta para el 2020. Estados Unidos consume el doble por habitante que Europa, y supera las emisiones de China, a pesar de los 1 338 millones de ciudadanos con que cuenta este país. Un habitante de la sociedad más consumista emite decenas de veces más CO2 per cápita que el ciudadano de un país pobre del Tercer Mundo.

En solo 30 años adicionales, no menos de nueve mil millones de seres humanos que poblarán el planeta requieren que la cifra de dióxido de carbono que se emita a la atmósfera sea reducida a no menos del 80% de lo que se emitía en 1990. Tales cifras se comprenden con amargura por un número creciente de líderes de países ricos; pero la jerarquía que dirige al país más poderoso y rico del planeta, Estados Unidos, se consuela a sí misma afirmando que tales pronósticos son invenciones de la ciencia. Se sabe que en Copenhague, a lo sumo, se aprobará seguir discutiendo para poner de acuerdo a más de 200 Estados e instituciones que deben dirimir los compromisos, entre ellos, uno importantísimo: quiénes y con cuántos recursos contribuirán los países ricos al desarrollo y el ahorro energético de los más pobres. ¿Acaso existe margen para la hipocresía y la mentira?

Fidel Castro Ruz
Noviembre 29 de 2009
7 y 15 p.m.

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jueves, 19 de noviembre de 2009

La Revolución Bolivariana y la Paz

Conozco bien a Chávez; nadie como él sería más renuente a derramar la sangre entre venezolanos y colombianos, dos pueblos tan hermanos como los cubanos que viven en el este, el centro y el extremo oeste de nuestra Isla. No tengo otra forma de expresar el grado de hermandad que existe entre venezolanos y colombianos.

La calumniosa imputación yanki de que Chávez planea una guerra contra la vecina Colombia llevó a un influyente órgano de prensa colombiano a publicar el pasado domingo, 15 de noviembre, bajo el título de “Tambores de guerra”, un despectivo e injurioso editorial contra el Presidente venezolano, donde se afirma entre otras cosas que “Colombia debe tomar con toda seriedad la que constituye la más grave amenaza a su seguridad en más de siete décadas pues esta proviene de un Presidente que, además, es de formación militar…”

“La razón -prosigue- es que cada vez son mayores las posibilidades de una provocación que puede ir desde un incidente fronterizo hasta un ataque contra instalaciones civiles o militares en Colombia.”

Más adelante el editorial añade como algo probable “…que Hugo Chávez intensifique sus ataques contra los ‘escuálidos’ -remoquete con el que identifica a sus opositores-, y trate de sacar del poder municipal o regional a quienes lo contradicen. Ya lo hizo con el alcalde de Caracas… y ahora quiere intentarlo con los gobernadores de los estados fronterizos con Colombia, que rehúsan someterse a su férula… Un choque con fuerzas colombianas o la acusación de que elementos paramilitares planean acciones en territorio venezolano puede ser la excusa que necesita el régimen chavista para suspender las garantías constitucionales.”

Tales palabras sirven solo para justificar los planes agresivos de Estados Unidos y la burda traición a su Patria de la oligarquía y la contrarrevolución en Venezuela.

Coincidiendo con la publicación de ese editorial, el líder bolivariano había escrito su artículo semanal “Las líneas de Chávez”, en el cual enjuicia la impúdica concesión de siete bases militares a Estados Unidos en suelo de Colombia, un territorio que posee 2 050 kilómetros de frontera con Venezuela.

En ese artículo, el Presidente de la República Bolivariana, explicó con valentía y lucidez su posición.

“…lo dije este viernes en el acto por la paz y contra las bases militares de Estados Unidos en suelo colombiano: estoy en la obligación de llamarlos a todos y todas a prepararnos para defender la Patria de Bolívar, la Patria de nuestros hijos. Si no lo hiciera, estaría cometiendo un acto de alta traición… Nuestra Patria es hoy libre y la defenderemos con la vida. Venezuela nunca más volverá a ser colonia de nadie: nunca más estará de rodillas frente a invasor o imperio alguno… el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos…”

Más adelante añade conceptos importantes: “…todo el arsenal bélico gringo, contemplado en el acuerdo, responde al concepto de operaciones extraterritoriales… convierte al territorio colombiano en un gigantesco enclave militar yanki…, la mayor amenaza contra la paz y la seguridad de la región suramericana y de toda Nuestra América.”

“El acuerdo… impide que Colombia pueda ofrecerle garantías de seguridad y respeto a nadie: ni siquiera a los colombianos y colombianas. No puede ofrecerlas un país que ha dejado de ser soberano y que es instrumento del ‘nuevo coloniaje’ que avizorara nuestro Libertador.”

Chávez es un verdadero revolucionario, pensador profundo, sincero, valiente e incansable trabajador. No llegó al poder mediante un golpe de Estado. Se sublevó contra la represión y el genocidio de los gobiernos neoliberales que entregaron los enormes recursos naturales de su país a Estados Unidos. Sufrió prisión, maduró y desarrolló sus ideas. No llegó al poder a través de las armas a pesar de su origen militar.

Tiene el gran mérito de haber iniciado el difícil camino de una Revolución social profunda partiendo de la llamada democracia representativa y la más absoluta libertad de expresión, cuando los más poderosos recursos mediáticos del país estaban y están en manos de la oligarquía y al servicio de los intereses del imperio.

En solo 11 años, Venezuela logró los más altos avances educacionales y sociales alcanzados por un país en el mundo, a pesar del golpe de Estado y los planes de desestabilización y descrédito impuestos por Estados Unidos.

El imperio no decretó un bloqueo económico contra Venezuela -como hizo con Cuba- tras el fracaso de sus golpes sofisticados contra el pueblo venezolano, porque se habría bloqueado a sí mismo dada su dependencia energética del exterior, pero no ha renunciado a su propósito de liquidar el proceso bolivariano y su generoso apoyo en recursos petroleros a los países del Caribe y Centroamérica, sus amplias relaciones de intercambio con Suramérica, China, Rusia, y numerosos Estados de Asia, África y Europa. La Revolución Bolivariana goza de simpatías en amplios sectores de todos los continentes. Duele especialmente al imperio sus relaciones con Cuba, después de un bloqueo criminal contra nuestro país que ha durado ya medio siglo. La Venezuela de Bolívar y la Cuba de Martí, a través del ALBA, promueven nuevas formas de relaciones e intercambios sobre bases racionales y justas.

La Revolución Bolivariana ha sido especialmente generosa con los países del Caribe en momentos sumamente graves de crisis energética.

En la nueva etapa que vivimos, la Revolución en Venezuela se enfrenta a problemas enteramente nuevos que no existían cuando, hace casi exactamente 50 años, triunfó en Cuba nuestra Revolución.

El tráfico de drogas, el crimen organizado, la violencia social y el paramilitarismo, apenas existían. En Estados Unidos no había surgido todavía el enorme mercado actual de drogas que el capitalismo y la sociedad de consumo han creado en ese país. Para la Revolución, en Cuba no significó un gran problema combatir el tránsito de drogas e impedir su introducción en la producción y consumo de las mismas.

Para México, Centroamérica y Suramérica estos flagelos significan hoy una creciente tragedia que está lejos de haber superado. Al intercambio desigual, el proteccionismo y el saqueo de sus recursos naturales, se sumaron el tráfico de drogas y la violencia del crimen organizado que el subdesarrollo, la pobreza, el desempleo y el gigantesco mercado de drogas de Estados Unidos han creado en las sociedades latinoamericanas. La incapacidad de ese país imperial y rico para impedir el tráfico y consumo de drogas, dio lugar en muchas partes de América Latina al cultivo de plantas cuyos valores como materia prima para las drogas superaban muchas veces el de los demás productos agrícolas, creando gravísimos problemas sociales y políticos.

Los paramilitares de Colombia constituyen hoy la primera tropa de choque del imperialismo para combatir la Revolución Bolivariana.

Por su origen militar, precisamente, Chávez conoce que la lucha contra el narcotráfico es un vulgar pretexto de Estados Unidos para justificar un acuerdo militar que responde por entero a la concepción estratégica de Estados Unidos al finalizar la guerra fría, para extender su dominio del mundo.

Las bases aéreas, los medios, los derechos operativos y la impunidad total otorgada por Colombia a militares y civiles yankis en su territorio, no tienen nada que ver con el combate al cultivo, la producción y el tráfico de drogas. Este constituye hoy un problema mundial; se extiende ya no solo por los países de Suramérica, sino también comienza a extenderse al África y otras áreas. Reina ya en Afganistán, a pesar de la presencia masiva de las tropas yankis.

La droga no debe ser un pretexto para establecer bases, invadir países y llevar la violencia, la guerra y el saqueo a los países del Tercer Mundo. Es el peor ambiente para sembrar virtudes ciudadanas y llevar la educación, la salud y el desarrollo a otros pueblos.

Se engañan los que creen que dividiendo a colombianos y venezolanos tendrán éxito en sus planes contrarrevolucionarios. Muchos de los mejores y más humildes trabajadores en Venezuela son colombianos, y la Revolución les ha llevado educación, salud, empleo, derecho a la ciudadanía y otros beneficios para ellos y sus seres más queridos. Juntos, venezolanos y colombianos defenderán la gran Patria del Libertador de América; juntos lucharán por la libertad y la paz.

¡Los miles de médicos, educadores y demás colaboradores cubanos que cumplen sus deberes internacionalistas en Venezuela estarán junto a ellos!

Fidel Castro Ruz
Noviembre 18 de 2009
2 y 23 p.m.

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jueves, 12 de noviembre de 2009

Una historia de ciencia ficción

Como lamento tener que criticar a Obama, conociendo que, en ese país, hay otros posibles Presidentes peores que él. Comprendo que ese cargo en Estados Unidos es hoy un gran dolor de cabeza. Quizás nada lo explica mejor que lo informado ayer por Granma de que 237 miembros del Congreso de Estados Unidos; es decir, un 44% de los mismos, son millonarios. No significa que cada uno de ellos tenga obligación de ser reaccionario incorregible, pero es muy difícil que piense como cualquiera de los muchos millones de norteamericanos que carecen de asistencia médica, están sin empleo o tienen que trabajar duramente para ganarse la vida.

Obama, desde luego, no es un pordiosero, posee millones de dólares. Como profesional fue destacado; su dominio del idioma, su elocuencia y su inteligencia no se discuten. A pesar de ser afroamericano fue electo Presidente por primera vez en la historia de su país en una sociedad racista, que sufre de una profunda crisis económica internacional, cuya responsabilidad recae sobre sí misma.

No se trata de ser o no antiestadounidense, como el sistema y sus colosales medios de información pretenden calificar a sus adversarios.

El pueblo norteamericano no es culpable, sino víctima de un sistema insostenible y lo que es peor: incompatible ya con la vida de la humanidad.

El Obama inteligente y rebelde que sufrió la humillación y el racismo durante la niñez y la juventud lo comprende, pero el Obama educado y comprometido con el sistema y con los métodos que lo condujeron a la Presidencia de Estados Unidos no puede resistir la tentación de presionar, amenazar, e incluso engañar a los demás.

Es obsesivo en su trabajo; tal vez ningún otro Presidente de Estados Unidos sería capaz de comprometerse con un programa tan intenso como el que se propone llevar a cabo en los próximos ocho días.

De acuerdo con lo programado, un amplio recorrido lo llevará a Alaska, donde hablará con las tropas allí desplegadas; Japón, Singapur, la República Popular China y Corea del Sur; participará en la reunión del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) y de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN); sostendrá conversaciones con el Primer Ministro de Japón y su majestad el Emperador Akihito, en la Tierra del Sol Naciente;  los primeros ministros de Singapur y Corea del Sur; el presidente de Indonesia, Susilo Bambang; el de Rusia, Dmitri Medvédev, y el de la República Popular China, Hu Jintao; pronunciará discursos y conferencias de prensa; portará su maletín nuclear, que esperamos no tenga necesidad de usar durante su acelerado recorrido.

Su asesor de Seguridad informa que discutirá con el Presidente de Rusia la reivindicación del Tratado START-1, que vence el 5 de diciembre de 2009. Sin duda, algunas reducciones en el enorme arsenal nuclear se acordarán, sin trascendencia para la economía y la paz mundial.

¿Qué piensa abordar nuestro ilustre amigo en el intenso viaje? La Casa Blanca lo anuncia solemnemente: el cambio climático, la recuperación económica, el desarme nuclear, la guerra de Afganistán, los riesgos de guerra en Irán y en la Republica Popular Democrática de Corea. Hay material para escribir un libro de ficción.

Pero cómo va a resolver Obama los problemas climáticos si la posición de su representación en las reuniones preparatorias de la Cumbre de Copenhague sobre las emisiones de gases de efecto invernadero fue la peor de todos los países industrializados y ricos, tanto en Bangkok como en Barcelona, porque Estados Unidos no suscribió el Protocolo de Kyoto, ni la oligarquía de ese país está dispuesta a cooperar verdaderamente.

Cómo va a contribuir a la solución de los graves problemas económicos que afectan a gran parte de la humanidad, si la deuda total de Estados Unidos —que incluye la del Gobierno Federal, los gobiernos estatales y locales, las empresas y las familias— ascendía, al cierre del 2008, a 57 millones de millones, que equivalían a más del 400% de su PIB, y si el déficit presupuestario de ese país se elevó a casi un 13% de su PIB en el año fiscal 2009, dato que sin duda Obama no desconoce.

¿Qué le puede ofrecer a Hu Jintao si su política ha sido francamente proteccionista para golpear las exportaciones chinas; si exige a toda costa que el gobierno chino revalúe el yuan, lo cual afectaría las importaciones crecientes del Tercer Mundo procedentes de China?

El teólogo brasileño Leonardo Boff —que no es discípulo de Carlos Marx, sino católico honesto, de los que no están dispuestos a cooperar con el imperialismo en América Latina— afirmó recientemente: "…arriesgamos nuestra destrucción y la devastación de la diversidad de la vida."

"…casi la mitad de la humanidad vive hoy por debajo del nivel de miseria. El 20% más rico consume el 82,49% de toda la riqueza de la Tierra y el 20% más pobre se tiene que sustentar con un minúsculo 1,6%." Cita a la FAO advirtiendo que: "…en los próximos años habrá entre 150 y 200 millones de refugiados climáticos."  Y añade por su cuenta: "la humanidad está hoy consumiendo un 30% más de la capacidad de reposición… La Tierra está dando señales inequívocas de que ya no aguanta más."

Lo que afirma es cierto, pero Obama y el Congreso de Estados Unidos no se han enterado todavía.

¿Qué nos está dejando en el hemisferio? El problema bochornoso de Honduras y la anexión de Colombia, donde Estados Unidos instalará siete bases militares. También en Cuba establecieron una base militar hace más de 100 años y todavía la ocupan por la fuerza. En ella instalaron el horrible centro de tortura, mundialmente conocido, que Obama no ha podido cerrar todavía.

Sostengo el criterio de que antes de que Obama concluya su mandato habrá de seis a ocho gobiernos de derecha en América Latina que serán aliados del imperio. Pronto también el sector más derechista en Estados Unidos tratará de limitar su mandato a un período de cuatro años de gobierno. Un Nixon, un Bush o alguien parecido a Cheney serán de nuevo Presidentes. Entonces se vería con toda claridad lo que significan esas bases militares absolutamente injustificables que hoy amenazan a todos los pueblos de Suramérica con el pretexto de combatir el narcotráfico, un problema creado por las decenas de miles de millones de dólares que desde Estados Unidos se inyectan al crimen organizado y a la producción de drogas en América Latina.

Cuba ha demostrado que para combatir las drogas lo que hace falta es justicia y desarrollo social. En nuestro país, el índice de crímenes por cada cien mil habitantes es uno de los más bajos del mundo. Ningún otro del hemisferio puede mostrar tan bajos índices de violencia. Es conocido que a pesar del bloqueo, ningún otro posee tan elevados niveles de educación.

¡Los pueblos de América Latina sabrán resistir las embestidas del imperio!

El viaje de Obama parece historia de ciencia ficción.

Fidel Castro Ruz
Noviembre 11 de 2009
7 y 16 p.m.

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miércoles, 11 de noviembre de 2009

Fidel Castro: El Inoxidable

El 27 de julio de 2006 Fidel Castro fue operado de urgencia debido a una grave enfermedad intestinal. Hasta ese momento la vida íntima del líder comunista era un gran misterio, pero a partir de entonces su salud y su intimidad adquirieron el rango de "secreto de Estado". Castro jamás volvió a aparecer en público y en febrero de 2008 renunció definitivamente a sus cargos de presidente del Estado y del Gobierno.

"Hoy verdaderamente está fuera del poder, dedicado a las grandes estrategias y a los problemas mundiales", asegura un hombre de su entorno. EL PAÍS revela detalles sobre cómo es la vida del ex mandatario, a qué se dedica en su retiro familiar y de qué forma participa en política tras salir del hospital hace aproximadamente un año.
"Recibe a más gente de la que sale en la prensa", dice un colaborador. A sus 83 años, el líder comunista hace ejercicio cada mañana. Tras estar dos años hospitalizado, vive recluido en su residencia. La casa está en un antiguo campo de golf, con guarnición militar y una granja. Un equipo a su servicio le facilita documentación sobre la actualidad. Algunos de sus visitantes aseguran que está "feliz" de no estar en el poder. Su hermano Raúl le consulta los asuntos más importantes.

Aunque Fidel no participe en política activa, su presencia lo condiciona todo. En la jerga de la seguridad cubana, Punto Cero es el nombre para designar el lugar de residencia de Fidel Castro. En este complejo, situado en los terrenos del antiguo campo de golf Jaimanitas, hay una guarnición militar y hasta una pequeña granja de autoconsumo, además de la vivienda familiar de Castro y varias casas que ahora habitan algunos de sus hijos. Desde hace décadas Castro vive aquí con su mujer, la maestra Dalia Soto del Valle, con quien tiene cinco hijos (Antonio, Alejandro, Álex, Alexis y Ángel).
La casa de Castro es cómoda y funcional, pero no lujosa. Tiene dos plantas, cuatro cuartos, un salón luminoso y posee un agradable soportal que da a un amplio jardín donde hay una pequeña piscina, un estanque y un primitivo parque infantil. Hasta que Castro enfermó este lugar estuvo reservado exclusivamente a la familia, un concepto que más o menos incluye esposa, hijos, nueras, nietos, escoltas y poco más. Ni siquiera los sobrinos ni hermanos del Comandante eran visitas frecuentes de la casa, y menos aún los amigos extranjeros. Alguna la vez lo visitó aquí el mandatario de Venezuela, Hugo Chávez, pero antes ni íntimos como Gabriel García Márquez tenían las puertas abiertas de Punto Cero. Todo empezó a cambiar después de la crisis de diverticulitis que sufrió el Comandante. Se sabe que debido a errores médicos iniciales y a complicaciones diversas Castro estuvo meses entre la vida y la muerte. "Tuvo que someterse a múltiples intervenciones quirúrgicas, y su proceso de recuperación fue traumático y muy lento", cuenta un médico cubano. Diversas fuentes aseguran que Castro pasó alrededor de dos años hospitalizado, la mayor parte del tiempo en dependencias del Centro de Investigaciones Médico Quirúrgicas (CIMEQ), un moderno y bien equipado hospital que queda muy cerca de Punto Cero.
Las instalaciones del CIMEQ fueron su hogar y centro de trabajo durante largo tiempo. Allí escribió su primer artículo de prensa, el 28 de marzo de 2007, sobre "la idea siniestra de convertir los alimentos en combustible". Esa reflexión fue el comienzo de una larga saga de opiniones públicas -lleva escritas alrededor de 300- que constituyen el cordón umbilical que le unen hoy a su país y al mundo.

Durante meses Castro recibió en el hospital a presidentes y dignatarios extranjeros, a amigos y colaboradores; también allí, el 18 de febrero de 2008, redactó el histórico mensaje en el que anunció que renunciaba a ser reelecto presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. La decisión abrió el camino de la presidencia a su hermano Raúl.

Al regresar a su casa, hace alrededor de un año, las medidas de seguridad se flexibilizaron. Castro empezó a recibir visitas en su hogar, en un ambiente familiar, acompañado de su esposa, hijos y nietos. En marzo invitó al sociólogo argentino Atilio Borón. A fines de agosto estuvo el cineasta Oliver Stone para rodar un nuevo documental sobre el líder cubano -el tercero, después de Comandante (2003) y Looking for Fidel (2004)-, que será emitido por la cadena HBO. Un mes después recibió al documentalista estadounidense Saúl Landau, quien después del encuentro reveló que Castro sigue con pasión las noticias de la actualidad mundial, lee vorazmente, mira la televisión "de manera selectiva" y está contento por haber abandonado la política.

"Fidel recibe en su casa a más gente de la que sale en la prensa", señala una persona enterada de los movimientos de Punto Cero. "Lo que ocurre es que no se le da publicidad por razones de discreción y de deferencia con los visitantes". Un ejemplo es el del presidente de Chipre, Demetris Christofias, que visitó La Habana en septiembre. La prensa cubana informó de las conversaciones oficiales que sostuvo con Raúl Castro, pero no de la entrevista que tuvo con Fidel en su residencia poco antes de abandonar la isla, el 29 de septiembre.

Las reuniones de Castro con dignatarios y amigos extranjeros son cada vez más frecuentes, pero aun así sólo representan "pequeños momentos" en la rutina de Fidel, señalan las fuentes. "La mayor parte del tiempo Castro lo pasa rodeado de su familia, dedicado a la lectura y tomando notas o escribiendo sus reflexiones". A sus 83 años, el líder cubano hace ejercicio cada mañana como parte de su rehabilitación pero también por mantener la forma física. Raúl Castro ha dicho en alguna ocasión que su hermano dedica dos horas diarias al ejercicio físico.

Borón recuerda que Castro lo recibió a principios de marzo con pantalón corto azul y chaqueta de chándal deportivo. "Se le veían piernas muy robustas", lo que a su juicio era una demostración de que estaba "siendo muy disciplinado en los ejercicios de su recuperación", según declaró al diario Clarín.

El ex mandatario cubano se dejó retratar de ese modo, y la fotografía sirvió de portada -aunque cortada de cintura para abajo- para el libro Crisis civilizatoria (sic) y agonía del capitalismo, un volumen de diálogos con Fidel publicado por el politólogo argentino en julio.

Otro rito matinal del Comandante es la lectura de los teletipos e informaciones de prensa, que incluyen todo lo que se publica en el mundo sobre Cuba, más las principales noticias de actualidad, organizadas por secciones o atendiendo a sus intereses en cada momento. "Estamos hablando de una selección de centenares de páginas", dice alguien que conoce esos resúmenes. "Fidel debe ser una de las personas mejor informadas del mundo", ha contado García Márquez, quien el año pasado compartió una larga comida, con vino y tertulia, con su viejo amigo.

Castro tiene a su servicio un equipo que se encarga de proporcionarle documentación sobre los más disímiles temas, desde materias como el cambio climático a cuestiones muy precisas sobre política interna de Estados Unidos. También, si un libro de reciente aparición le interesa y aún no ha sido traducido al castellano, hay un equipo de traductores siempre a su disposición.
Castro ya no suele llamar personalmente para requerir informaciones; lo hace en su nombre el jefe del Departamento Ideológico del Partido Comunista, Rolando Alfonso, que el año pasado sustituyó al defenestrado Carlos Valenciaga como secretario personal y jefe de despacho del ex mandatario. En la actualidad Alfonso es su colaborador más cercano.
Stone, Landau y Atilio Borón son algunas de las personas que recientemente han entrado al mundo privado de Fidel y han arrojado algo de luz sobre cómo es su universo íntimo. Landau es quizás quien mejor ha descrito el ambiente en una serie de artículos aparecidos en la publicación norteamericana Progreso Semanal.
Cuenta el cineasta que llegó a Punto Cero "por un camino exuberante de flora tropical verde" y que en la casa aguardaban junto a Castro "muchachos entre ocho y veintitantos años (nietos)" y "algunos adultos mayores, incluyendo a su hijo menor y a su esposa Dalia". Vio "una modesta y bien atendida casa de cuatro habitaciones" y a un Castro en buena forma, si bien le confesó que todavía padece las secuelas de una caída pública, en 2005 en la ciudad de Santa Clara, cuando sufrió varias fracturas. "Todavía no puedo subir bien el brazo como resultado del golpe en el hombro", le dijo.

El cineasta quedó impresionado por el sistema de trabajo de Castro. "Nos mostró ordenadas pilas de libros, revistas y periódicos", también libretas con apuntes ordenadas por temas y perfectamente clasificadas. Cuando lo visitó trabajaba con un libro del premio Nobel de Economía Paul Krugman. También le dijo que se había leído todo lo escrito por Barack Obama y le enseñó un ejemplar de sus memorias Los sueños de mi padre (1995), en una edición en español de la editorial Debate.
Landau refiere que tenía el ejemplar subrayado y con notas al margen en casi todas sus páginas. "Obama es conmovedor y también puede ser irónico", le dijo Castro, para después añadir: es "un hombre que muestra gran inteligencia, con el don de la escritura y evidentemente buenos valores. Pero está limitado en lo que puede hacer. Está atado por los intereses creados". Landau hizo una pausa en la charla para ir al baño. "En el camino vi el comedor, amueblado con gusto, pero sin señales de pompa o lujo. La casa se veía y sentía como un lugar cómodo para vivir y fácil de mantener", cuenta.
Similar impresión le causó a Borón, que encontró a Castro "feliz" y "relajado" por no estar en el poder. Reveló que sus contactos con funcionarios "se limitan a algún que otro encuentro con Raúl", algo que confirman fuentes de este diario. "En verdad está dedicado al estudio. Ya no se ocupa de la gestión gubernamental ni de la política diaria, aunque Raúl le consulta los temas más importantes y está al tanto de los movimientos de cuadros de más relevancia", indica alguien cercano al poder.

Cuando Castro y Borón se vieron acababan de ser defenestrados el ex vicepresidente Carlos Lage y el ex canciller Felipe Pérez Roque. Fue Castro el que le sacó el tema: "Dijo que esos funcionarios ilusionaron al enemigo externo... Habló de errores, a veces producto de excesivas ambiciones políticas o impaciencia...".

Pero, ¿realmente Castro ha abandonado la política activa? Algunos lo dudan. Es indiscutible que estructuras con las que el líder comunista gobernó en los últimos años han desaparecido -como el llamado grupo de la Batalla de Ideas o el Equipo de Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe-. "Ahora, bajo la presidencia de Raúl, el Consejo de Ministros se reúne todas las semanas y toma decisiones, algo que antes no ocurría pues todo pasaba por Fidel", admite un funcionario. El mismo, sin embargo, reconoce que aunque el ex mandatario no intervenga directamente en política, su sola existencia lo condiciona todo.

"Todos sabemos lo que piensa Fidel del capitalismo y de las reformas, por eso es muy difícil que con él sucedan ciertas cosas".
En un momento de su conversación con Landau, Castro habló del poder con increíble distancia. "Yo fui un político", dijo. El cineasta se rió de la exageración "del año". Más cerca de la realidad, a Oliver Stone le confesó, en un buen resumen de su pensamiento: "El problema de la humanidad es sobrevivir a la sociedad de consumo".
Junto a Stone entró a Punto Cero la fotógrafa Rose Serra. En el último número de Paris Match, Serra publica un fotorreportaje en el que el octogenario líder aparece en la sala de su casa, junto a sus hijos Antonio, Alejandro y Álex, con magnífico semblante. El título es fabuloso: Castro el Inoxidable.

Sin embargo, ayer mismo volvían a La Habana los rumores sobre un supuesto agravamiento de su enfermedad. Algo es seguro: mientras viva, su salud y su leyenda seguirán guardados bajo siete llaves; y tanto en su casa como fuera de ella, aunque no tenga cargos, le seguirán llamando simplemente "El Jefe".
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viernes, 6 de noviembre de 2009

La anexión de Colombia a Estados Unidos

Cualquier persona medianamente informada comprende de inmediato que el edulcorado "Acuerdo complementario para la Cooperación y Asistencia Técnica en Defensa y Seguridad entre los gobiernos de Colombia y Estados Unidos", firmado el 30 de octubre y publicado en la tarde del 2 de noviembre, equivale a la anexión de Colombia a Estados Unidos.

El acuerdo pone en aprietos a teóricos y políticos. No es honesto guardar silencio ahora y hablar después sobre soberanía, democracia, derechos humanos, libertad de opinión y otras delicias, cuando un país es devorado por el imperio con la misma facilidad con que un lagarto captura una mosca. Se trata del pueblo colombiano, abnegado, trabajador y luchador. Busqué en el largo mamotreto una justificación digerible, y no vi razón alguna.

En 48 páginas de 21 líneas, cinco se dedican a filosofar sobre los antecedentes de la vergonzosa absorción que convierte a Colombia en territorio de ultramar. Todas se basan en los acuerdos suscritos con Estados Unidos después del asesinato del prestigioso líder progresista Jorge Eliécer Gaitán, el 9 de abril de 1948, y la creación de la Organización de Estados Americanos, el 30 de abril de 1948, discutida por los Cancilleres del hemisferio, reunidos en Bogotá bajo la batuta de Estados Unidos los días trágicos en que la oligarquía colombiana tronchó la vida de aquel dirigente y desató la lucha armada en ese país.

El Acuerdo de Asistencia Militar entre la República de Colombia y los Estados Unidos, en abril de 1952;  el relacionado con "una Misión del Ejército, una Misión Naval y una Misión Aérea de las Fuerzas Militares de los Estados Unidos", suscrito el 7 de octubre de 1974; la Convención de Naciones Unidas contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes y Sustancias Psicotrópicas, de 1988; la Convención de Naciones Unidas contra la Delincuencia Organizada Transnacional, de 2000; la Resolución 1373 del Consejo de Seguridad, de 2001, y la Carta Democrática Interamericana; la de Política de Defensa y Seguridad Democrática, y otras que se invocan en el citado documento. Ninguna justifica convertir un país de 1 141 748 kilómetros cuadrados, ubicado en el corazón de Suramérica, en base militar de Estados Unidos. Colombia posee 1,6 veces el territorio de Texas, segundo Estado de la Unión en extensión territorial, arrebatado a México, que después sirvió de base para conquistar a sangre y fuego más de la mitad de ese hermano país.

Por otro lado, han transcurrido ya 59 años desde que soldados colombianos fueron enviados a la distante Asia para combatir junto a las tropas yankis contra chinos y coreanos en octubre de 1950. Lo que el imperio pretende ahora es enviarlos a luchar contra sus hermanos venezolanos, ecuatorianos y otros pueblos bolivarianos y del ALBA, para aplastar la Revolución Venezolana, como trataron de hacer con la Revolución Cubana en abril de 1961.

Durante más de un año y medio, antes de la invasión, el gobierno yanki promovió, armó y utilizó las bandas contrarrevolucionarias del Escambray, como hoy utiliza a los paramilitares colombianos contra Venezuela.

Cuando el ataque de Girón, los B-26 yankis tripulados por mercenarios operaron desde Nicaragua, sus aviones de combate eran transportados hacia la zona de operaciones en un portaaviones, y los invasores de origen cubano que desembarcaron en aquel punto venían escoltados por buques de guerra y la infantería de marina de Estados Unidos. Hoy sus medios de guerra y sus tropas estarán en Colombia, no sólo como una amenaza para Venezuela sino para todos los Estados de Centro y Suramérica.

Es realmente cínico proclamar que el infame acuerdo es una necesidad de la lucha contra el tráfico de drogas y el terrorismo internacional. Cuba ha demostrado que no se necesitan tropas extranjeras para evitar el cultivo y el tráfico de drogas y mantener el orden interno, a pesar de que Estados Unidos, la potencia más poderosa de la tierra, promovió, financió y armó durante decenas de años las acciones terroristas contra la Revolución Cubana.

La paz interna es prerrogativa elemental de cada Estado;  la presencia de tropas yankis en cualquier país de América Latina con ese propósito es una descarada intervención extranjera en sus asuntos internos, que inevitablemente provocará el rechazo de su población.

La lectura del documento demuestra que no sólo las bases aéreas colombianas se ponen en manos de los yankis, sino también los aeropuertos civiles y en definitiva cualquier instalación útil a sus fuerzas armadas. El espacio radioeléctrico queda también a disposición de ese país portador de otra cultura y otros intereses que nada tienen que ver con los de la población colombiana.

Las Fuerzas Armadas norteamericanas disfrutarán de prerrogativas excepcionales.

En cualquier parte de Colombia los ocupantes pueden cometer delitos contra las familias, los bienes y las leyes colombianas, sin tener que responder ante las autoridades del país; a no pocos lugares llevaron los escándalos y las enfermedades, como hicieron con la base militar de Palmerola, en Honduras. En Cuba, cuando visitaban la neocolonia, se sentaron a horcajadas sobre el cuello de la estatua de José Martí, en el Parque Central de la Capital. La limitación relacionada con el número total de soldados puede ser modificada por solicitud de Estados Unidos, sin restricción alguna. Los portaaviones y barcos de guerra que visiten las bases navales concedidas llevarán cuantos tripulantes requieran, y pueden ser miles en uno solo de sus grandes portaaviones.

El Acuerdo se extenderá por períodos sucesivos de 10 años, y nadie puede modificarlo sino al final de cada período, advirtiéndolo un año antes. ¿Qué hará Estados Unidos si un gobierno como el de Johnson, Nixon, Reagan, Bush padre o Bush hijo y otros similares, recibe la solicitud de abandonar Colombia? Los yankis fueron capaces de derrocar decenas de gobiernos en nuestro hemisferio. ¿Cuánto duraría un gobierno en Colombia si anunciara tales propósitos?

Los políticos de América Latina tienen ahora ante sí un delicado problema: el deber elemental de explicar sus puntos de vista sobre el documento de anexión. Comprendo que lo que ocurre en este instante decisivo de Honduras ocupe la atención de los medios de divulgación y los Ministros de Relaciones Exteriores de este hemisferio, pero el gravísimo y trascendente problema que tiene lugar en Colombia no puede pasar inadvertido por los gobiernos latinoamericanos.

No albergo la menor duda sobre la reacción de los pueblos; sentirán el puñal que se clava en lo más profundo de sus sentimientos, en especial el de Colombia: ¡se opondrán, jamás se resignarán a tal infamia!

El mundo enfrenta hoy graves y urgentes problemas. El cambio climático amenaza a toda la humanidad. Líderes de Europa casi imploran de rodillas algún acuerdo en Copenhague que evite la catástrofe. Presentan como realidad que en la Cumbre no se alcanzará el objetivo de un convenio que reduzca drásticamente la emisión de gases de efecto invernadero. Prometen proseguir la lucha por alcanzarlo antes de 2012; existe riesgo real de que no pueda lograrse antes de que sea demasiado tarde.

Los países del Tercer Mundo reclaman con razón a los más desarrollados y ricos cientos de miles de millones de dólares anuales para costear los gastos de la batalla climática.

¿Tiene algún sentido que el gobierno de Estados Unidos invierta tiempo y dinero en construir bases militares en Colombia para imponer a nuestros pueblos su odiosa tiranía? Por ese camino, si un desastre amenaza al mundo, un desastre mayor y más rápido amenaza al imperio, y todo sería consecuencia del mismo sistema de explotación y saqueo del planeta.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 6 de 2009

10 y 39 a.m.



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miércoles, 4 de noviembre de 2009

El mejor homenaje a la madre de un Héroe

Ayer falleció Carmen Nordelo Tejera, la abnegada madre del Héroe de la República de Cuba Gerardo Hernández Nordelo, injustamente sancionado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión.

Lo insólito es que hace solo 12 días la justicia yanki puso en libertad a Santiago Álvarez Fernández-Magriñá, a quien se le ocuparon armas de guerra, explosivos y otros medios destinados a los planes terroristas contra nuestro pueblo.

Se trataba de armas ocupadas a ese agente de la CIA, quien al servicio del gobierno de Estados Unidos dedicó gran parte de su vida al terrorismo contra Cuba.

Valdría la pena que los asesores de Barack Obama, que tanto difunden sus discursos por la televisión, solicitaran y le mostraran copia del video de la Mesa Redonda de Cubavisión donde se abordó la ridícula sanción de cuatro años en una cárcel de mínima seguridad, aplicada a Santiago Álvarez por las armas ocupadas, y lo peor fue que le rebajaron la pena, tras entregarle a la Fiscalía norteamericana otro alijo de armas mayor que el anterior. El sujeto, además, envió un grupo que se infiltró en Cuba, al que entre otras acciones encomendó hacer estallar una carga explosiva en el Cabaret Tropicana, siempre repleto de espectadores. Existe prueba documental irrebatible de esa instrucción.

A otro terrorista de origen cubano, Roberto Ferro, aliado a la mafia terrorista de Posada Carriles y Santiago Álvarez, en julio de 1991 le ocuparon 300 armas de fuego, detonadores y explosivos plásticos. Fue sancionado a dos años. En abril de 2006 le ocuparon, en compartimentos ocultos de su casa, 1 571 armas y granadas de mano. Recibió una sanción de cinco años.

Nunca será suficiente lo que se diga en torno al cinismo de la política de Estados Unidos, que incluye a Cuba en la lista de países terroristas, aplica la Ley asesina de Ajuste Cubano con carácter exclusivo a nuestra nación, y la bloquea económicamente, prohibiendo incluso la venta de equipos médicos y medicamentos.

Ayer, la Mesa Redonda de nuestra televisión, a la vez que enumeraba los crímenes de Santiago Álvarez, exhibía programas de televisión de Miami donde un connotado agente de Estados Unidos, Antonio Veciana, narraba los planes con explosivos y balas para el asesinato de líderes cubanos, entre ellos Camilo y el Che, que estaban conmigo en un nutrido acto de cientos de miles de personas frente al antiguo Palacio Presidencial, o mi asesinato en una entrevista de prensa en Chile cuando visité al presidente Salvador Allende. Al fin y al cabo, como confiesa el mercenario, a la hora de la acción los asesinos al servicio de la CIA se acobardaron en ambos casos. Se trataba solo de dos de los tantos planes magnicidas del gobierno de ese país.

Tales fechorías pueden recordarse con sangre fría, excepto que, como en este caso, la narración coincida con la noticia de la muerte, tras larga enfermedad, de una madre honesta y valiente como Carmen Nordelo Tejera, cuyo hijo ha sido injustamente condenado a dos cadenas perpetuas y 15 años de prisión aislada y cruel y en una cárcel de alta seguridad. ¿Qué dolor más duro podía existir para ella que la injusta prisión perpetua de su hijo por delitos que nunca cometió?

No es posible depositar sobre su féretro una flor sin denunciar, una vez más, el repugnante cinismo del imperio.

A ello se une otra noticia atroz escuchada esa misma tarde: la firma oficial del acuerdo en virtud del cual Estados Unidos impone siete bases militares en el corazón de Nuestra América, con las que amenaza no solo a Venezuela, sino a todos los pueblos del Centro y el Sur de nuestro hemisferio. No se trata de un acto del gobierno de Bush; es Barack Obama quien suscribe ese acuerdo, violando normas legales, constitucionales y éticas, cuando todavía los frutos de la funesta base militar yanki de Palmerola, en Honduras, se exhiben ante el mundo. El golpe militar en ese país centroamericano se llevó a cabo bajo la actual administración.

Nunca se trató con mayor desprecio a los pueblos latinoamericanos de este hemisferio.

Un país como Cuba conoce muy bien que después que Estados Unidos impone una de sus bases militares, se marcha si lo desea, o permanece por la fuerza como ha hecho con Guantánamo desde hace más de cien años. Allí erigió el odioso centro de torturas cuyas mazmorras, con numerosos presos, nuestro flamante Premio Nobel no ha podido todavía eliminar. La devolución de Manta en Ecuador fue seguida de inmediato por la oficialización de las siete bases militares impuestas al pueblo de Colombia. Como pretexto se utilizó la lucha contra el comercio de drogas que, como el terrible flagelo del paramilitarismo, surgió del gigantesco mercado norteamericano de cocaína y otras drogas. Las bases militares yankis en América Latina surgieron mucho antes que las drogas, con fines intervencionistas.

Cuba demostró durante medio siglo que es posible luchar y resistir. Se equivoca el Presidente de Estados Unidos, y se equivocan sus asesores, si prosigue ese camino sórdido y despectivo hacia los pueblos de América Latina. Nuestros sentimientos, sin vacilación alguna, se inclinan hacia el pueblo bolivariano de Venezuela, su presidente Hugo Chávez y su Ministro de Relaciones Exteriores, denunciando el pacto militar infame impuesto al pueblo colombiano, cuyas cláusulas expansionistas sus autores no han tenido siquiera el valor de publicar.

Cuba continuará cooperando con los programas de salud, educación y el desarrollo social de los países hermanos que, a pesar de obstáculos, avances y retrocesos, serán cada vez más irreductiblemente libres.

Como afirmó Lincoln: "... no se puede engañar a todo el pueblo todo el tiempo".

No solo depositaremos flores sobre la tumba de Carmen Nordelo. ¡Proseguiremos la lucha sin descanso por la libertad de Gerardo, Antonio, Fernando, Ramón y René, desenmascarando la infinita hipocresía y el cinismo del imperio, defendiendo la verdad!

Solo así honraremos la memoria de la legión de madres y mujeres como ella, que en Cuba han sacrificado lo mejor y más preciado de su vida por la Revolución y el Socialismo.

Fidel Castro Ruz
Noviembre 3 de 2009
12 y 35 p.m.


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