domingo, 28 de septiembre de 2008

El socialismo democrático

 

No deseaba escribir una tercera reflexión consecutiva, pero no puedo dejarla para el lunes.

El "capitalismo democrático" de Bush tiene una respuesta exacta: el socialismo democrático de Chávez. No habría forma más precisa de expresar la gran contradicción entre el Norte y el Sur de nuestro hemisferio, entre las ideas de Bolívar y las de Monroe.

El gran mérito de Bolívar es haberlo planteado cuando no existían los medios modernos de comunicación y ni siquiera el Canal de Panamá. Tampoco existía el imperialismo de Estados Unidos; eran simplemente las Trece Colonias de habla inglesa que, unidas, se independizaron en 1776 con la ayuda de Francia y España.

Cual si fuese capaz de ver a través de los siglos, El Libertador proclamó en 1829: "Los Estados Unidos parecen destinados por la Providencia para plagar la América de miserias a nombre de la libertad."

Hugo Chávez es un soldado venezolano en cuya mente germinaron de modo natural las ideas de Bolívar. Basta observar cómo transitó su pensamiento por etapas diversas del desarrollo político a partir del origen humilde, la escuela, la academia militar, la lectura de la historia, la realidad de su país y la humillante presencia del dominio yanqui.

No era general ni tenía a sus órdenes los institutos armados; no dio ni podía dar un golpe, no quería ni podía esperar. Se rebeló, asumió la responsabilidad por los hechos, convirtió la prisión en escuela, se ganó al pueblo y lo conquistó para su causa desde fuera del poder; ganó las elecciones a través de una Constitución burguesa, juró sobre el moribundo documento una nueva ley de leyes, chocó con ideas preconcebidas de izquierda y derecha e inició la Revolución Bolivariana en las más difíciles condiciones subjetivas de toda la América Latina.

Durante diez años, desde la Presidencia de su país, Chávez no ha dejado de sembrar ideas incesantemente dentro y fuera de su Patria.

Ninguna persona honesta puede dudar de que en Venezuela hay una verdadera revolución en marcha, y que allí se desarrolla una excepcional lucha contra el imperialismo.

Debe señalarse que Chávez no descansa un minuto, lucha dentro de Venezuela y a la vez viaja sistemáticamente a las capitales de países de América Latina y a naciones importantes de Europa, Asia y África. Se comunica hora por hora con la prensa nacional e internacional, no teme abordar cualquier tema, es escuchado con respeto por los principales líderes del mundo, hace uso correcto y eficaz del poder real de su Patria como país que posee las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, unido a la existencia de abundante gas, y elabora un programa nacional e internacionalista que no tiene precedentes.

Cuando firma un acuerdo de asociación de Gazprom de Rusia y PDVSA de Venezuela para la búsqueda y explotación de hidrocarburos, está creando un consorcio en ese campo que no tiene igual en el mundo. Su asociación económica con China, Rusia, países de Europa y otros con recursos abundantes de América Latina y África, desata fuerzas liberadoras para abrir paso a un mundo multipolar. No excluye a Estados Unidos del suministro de energía y el intercambio comercial. Es una concepción objetiva y equilibrada.

Plantea para su propia Patria una revolución socialista, sin excluir importantes factores productivos.

Para nuestra Patria, en un momento histórico en que ha sido golpeada por la naturaleza y los embates criminales del decadente imperio, constituye un verdadero privilegio contar con la solidaridad de Chávez. Jamás se escuchó una frase tan internacionalista y solidaria como la que dirigió a nuestro pueblo: "¡La tierra de Venezuela es también tu tierra!"

El imperialismo trata de liquidarlo políticamente o eliminarlo a cualquier precio, sin reparar en que su muerte constituiría una catástrofe para Venezuela y para la economía y la estabilidad de todos los gobiernos de América Latina y el Caribe.

Mis conversaciones con él se caracterizan por el punto de vista que sostengo de que en este instante lo más importante es salvar a Venezuela de la embestida política del gobierno de Estados Unidos. Durante su última visita discutimos sobre la magnitud del apoyo que ya nos brinda y el que desea brindarnos, y nuestra sugerencia de que concentre el máximo de recursos posible en la batalla interna que hoy libra contra la ofensiva mediática y los reflejos condicionados sembrados durante muchos años por el imperialismo.

Desde ahora hasta el 23 de noviembre la batalla que se libra es de gran trascendencia, y no deseamos que el apoyo a Cuba sea tomado como pretexto para golpear a la Revolución Bolivariana.

Los 92 obreros de la construcción venezolanos integrantes de las Brigadas Socialistas de Trabajo Voluntario, enviados a edificar viviendas en Pinar del Río, constituyen todo un símbolo de nuestra época.

Se viven instantes de mucha importancia. La consulta popular para aprobar la nueva Constitución en Ecuador pasado mañana tiene gran trascendencia. Chávez se reunirá el lunes en Brasil con el presidente Lula. Esta noche hay un debate televisado Obama-McCain. Todas son noticias importantes.

Por ello no quiero dejar para el lunes estas líneas, ya que Chávez mañana sábado estará de regreso en su Patria y hablándole de nuevo a su pueblo el domingo. Él siempre utiliza algo de estas reflexiones en su batalla.
 
 

Fidel Castro Ruz

Septiembre 26 de 2008

5 y 56 p.m.


Share/Save/Bookmark

LEER MÁS

La autocrítica de Bush

 

En un breve discurso de 15 minutos, el Presidente de Estados Unidos afirmó cosas que en boca de cualquier adversario habrían sido calificadas de atroces y cínicas calumnias contra el sistema económico de su país, que él llamó "capitalismo democrático".

Después de apelar dramáticamente al Congreso para que le asignara 700 mil millones de dólares adicionales para enfrentar la crisis, entre otras razones sustentó los siguientes motivos:

· Este es un momento extraordinario para la economía de los Estados Unidos.

· Hemos visto situaciones lamentables en la economía de Estados Unidos.

· El objetivo es preservar la economía del país.

· He afirmado que la economía global sigue gobernada por legislaciones del Siglo XX y hay que adaptarla a las finanzas del Siglo XXI.

· Los bancos han visto restringido el crédito.

· Muchos prestamistas aprobaron créditos sin examinar la capacidad de pago.

· ¿Cómo llegamos a este punto? ¿Cuál será el futuro financiero del país?

· Los economistas plantean que son problemas de más de una década.

· Muchos economistas están de acuerdo en que los problemas que tenemos hoy se produjeron a lo largo de mucho tiempo.

· Muchos empresarios obtuvieron créditos para hacer negocios, comprar casas, autos. Hubo muchas consecuencias negativas, especialmente en el mercado inmobiliario.

· Muchos prestamistas aprobaron créditos sin examinar la capacidad de pago de sus clientes.

· Muchas personas pensaron que iban a poder pagar sus hipotecas y no fue así.

· Todo esto tuvo efectos que trascendieron al mercado inmobiliario.

· Los títulos o valores se venden a inversionistas en todo el mundo. Muchos pensaron que los títulos tenían valor tangible.

· Muchas compañías como Freddie Mac pidieron mucho dinero prestado, colocando en riesgo nuestro mercado financiero.

· Los grandes bancos se vieron con gran cantidad de activos que no podían vender.

· Otros bancos se encontraron en situaciones similares y se agotó el crédito disponible.

· Muchos creían que tenían el aval del Gobierno Federal, colocando en riesgo nuestro sistema financiero.

· La situación se hizo más precaria con el paso del tiempo.

· Creo firmemente en la libre empresa.

· El declive inmobiliario tuvo un efecto dominó.

· Creo que las compañías que tomaron decisiones equivocadas deben pagar por ello. En circunstancias normales yo no habría optado por esto, pero no estamos en circunstancias normales.

· El mercado no está funcionando adecuadamente. Ha habido una gran pérdida de confianza.

· Los principales expertos del gobierno concuerdan en que si no hay una acción inmediata, puede haber un pánico en el país con más quiebras de bancos y un efecto negativo en las cuentas de jubilación, se incrementarían los embargos de inmuebles, y millones de estadounidenses pudieran perder sus empleos.

· El país podría enfrentar una recesión larga y dolorosa. No podemos permitir que esto suceda.

· Muchos se preguntarán cómo va a funcionar este plan de rescate.

· Debe actuarse con la mayor celeridad posible.

· El gobierno colocaría hasta 700 mil millones para inyectar liquidez.

· El gobierno tratará de que los mercados se normalicen cuanto antes.

· Hemos visto cómo una compañía puede crecer tanto, que su valor puede comprometer a todo el sistema financiero.

· Se debe autorizar al gobierno a vigilar a las empresas para asegurarse de que su crecimiento no comprometa a la economía global.

· El capitalismo democrático es el mejor sistema que se ha desarrollado.

· Sé que los estadounidenses a veces se desaniman, pero esta es una situación pasajera.

· La historia ha demostrado que en tiempos de necesidad, sus líderes se unen para enfrentar estas circunstancias.

· Mañana se reunirán, en la Casa Blanca, Obama, McCain y otros líderes del Congreso.

Finalizó sus palabras dando las gracias.

Algunos señalan el hecho de que no apartó un minuto los ojos del teleprompter, con el ceño fruncido.

George W. Bush no solo confesó ayer esas verdades, sino que lanzó otra especie de Alianza para el Progreso.

La primera de todas fue la colosal tomadura de pelo de Punta del Este en 1961, concebida por Kennedy después de la Revolución en Cuba.

La penúltima, como se conoce, fue la de Bill Clinton y se llamó Área de Libre Comercio para las Américas (ALCA), suscrita en 1994. Esta recibió el tiro de gracia en Mar del Plata en el año 2005.

El mismo día de la "autocrítica", Bush lanzó el ICPA: Iniciativa para el Camino a la Prosperidad en América. Es una denominación, además, ridícula.

Al ver la lista de los diez países latinoamericanos comprometidos en Nueva York con la Iniciativa, pude observar la ausencia de Brasil, Argentina, Uruguay, Paraguay, Bolivia, Ecuador, Venezuela y Nicaragua; es decir, casi todos los de Suramérica y uno de Centroamérica, cuyo ex Canciller, Miguel D'Escoto, sandinista y sacerdote de la Teología de la Liberación, preside en este momento la Asamblea General de Naciones Unidas.

De acuerdo con la fantasía recurrente de Bush, el proyecto del cual hablan las agencias cablegráficas, según las palabras del Presidente a los gobiernos de los diez países latinoamericanos presentes, "permitirá trabajar para asegurarse de que los beneficios del comercio se compartan ampliamente."

"Profundizará las conexiones entre los mercados regionales y expandirá nuestra cooperación en asuntos de desarrollo."

"Nos conviene continuar abriendo mercados, especialmente en nuestro propio vecindario."

Tales hechos constituyen un excelente material de estudio para la batalla ideológica.

¿Qué progreso puede garantizar el imperialismo a cualquier país de América Latina con sus armas atómicas, su industria armamentista, sus flotas de portaaviones nucleares escoltados, sus guerras de conquista, el intercambio desigual y el saqueo permanente de otros pueblos?

Dentro del "capitalismo democrático", la autocrítica no es una categoría incluida. De todas formas, no hay que ser ingratos ni mal educados: debemos darle las gracias a Bush por su genial aporte a la teoría política.

Fidel Castro Ruz
Septiembre 25 de 2008
6 y 35 p.m.


Share/Save/Bookmark

LEER MÁS

El objetivo irrenunciable

 

Alrededor de 35 mil especialistas cubanos de la salud prestan servicios gratuitos o compensados en el mundo. Adicionalmente, un número de jóvenes médicos de países como Haití y otros de los más pobres del Tercer Mundo laboran en su patria por cuenta de Cuba. En el área latinoamericana fundamentalmente contribuimos con operaciones oftalmológicas que preservarán la vista a millones de personas. Estamos, por otra parte, contribuyendo a la formación de decenas de miles de jóvenes estudiantes de medicina de otras naciones, en Cuba o fuera de Cuba.

No es algo, sin embargo, que arruine a nuestro pueblo, que pudo sobrevivir gracias al internacionalismo que la URSS aplicó con Cuba, y nos ayuda a pagar nuestra propia deuda con la humanidad.

Meditando cuidadosamente y analizando en detalle la historia de las últimas décadas, llego a la conclusión, sin chovinismo alguno, de que Cuba cuenta con el mejor servicio médico del mundo, y es importante que tomemos conciencia de ello, ya que es punto de partida de lo que deseo exponer.

La base del mencionado éxito está en la red de policlínicos y consultorios establecida en todo el país, que sustituyó el desastroso y precario sistema de atención médica capitalista basada en la medicina privada, aunque la dura realidad había impuesto un número de centros mutualistas de atención médica. Para los más jóvenes aclaro que eran instituciones de carácter cooperativo donde por una contribución mensual, se prestaban esos servicios. Los miembros de mi familia recibíamos algunos por esa vía en un hospital situado en la lejana capital de la antigua provincia de Oriente. No recuerdo, sin embargo, a un solo obrero cañero o azucarero que pudiera formar parte de esa institución por carecer de recursos y no viajaban nunca a esa ciudad. Dondequiera que los principios del capitalismo reinan la sociedad retrocede, de ahí el cuidado extremo que debemos tener cada vez que el socialismo se vea obligado al uso de mecanismos capitalistas. Algunos se embriagan y enajenan soñando con los efectos de la droga del egoísmo individual como el único resorte capaz de mover a las personas.

La gran necesidad de especialistas médicos generó en esta rama el espíritu burgués de élite, al que se puso fin en Cuba definitivamente cuando la Revolución a lo largo de muchos años graduó cifras crecientes de médicos que debían renunciar al ejercicio privado de la profesión, y más tarde se convertían en especialistas mediante el estudio y la práctica sistemática, llegando a constituir una masa de profesionales bien calificados.

En la sociedad capitalista un reducido número de especialistas que tenían que ver con la salud y la vida se convertían en dioses. En ellos, como entre los educadores de alto nivel y demás profesiones que requieren de grandes dosis de conocimientos, no queda otra alternativa que cultivar a fondo el espíritu revolucionario. La experiencia ha demostrado que es posible, sobre todo en una actividad que tanto tiene que ver con la vida o la muerte.

Nuestra red de policlínicos abarca ciudades y campos de toda Cuba; fue creada en un proceso de desarrollo de centros de salud adaptados a las situaciones más variadas de nuestro territorio y sus habitantes.

En una ciudad como La Habana, la mayor del país, un ejemplo de la complejidad de la vida urbana —que por otra parte difiere a su vez de Santiago de Cuba, Holguín, Camagüey, Villa Clara o Pinar del Río, del mismo modo que estas difieren entre sí—, cada policlínico atiende alrededor de 22 mil personas.

Después del triunfo del 1º de Enero de 1959 los ciudadanos de la capital saturaban el cuerpo de guardia del hospital, generalmente distante a muchas cuadras de su hogar, para recibir las atenciones que la Revolución les prestaba gratuitamente con los equipos entonces disponibles, y no asistían a los policlínicos recién creados, adonde con frecuencia eran enviados los médicos menos eficientes. Aprendieron más adelante a recibir esos servicios en el policlínico, cada vez mejor equipado y con médicos de creciente calidad y profesionalidad. Optaron finalmente por la mejor variante, ir en primer lugar al consultorio, donde los atendía un joven médico que se preparaba en cursos teóricos y prácticos de seis años diseñados con esmero por profesores eminentes. Más tarde continuaba estudiando hasta convertirse en especialista de Medicina General Integral. El policlínico lo apoyaba con sus laboratorios y equipos.

Un día, cuando visité uno de esos centros para comprobar su profesionalidad, pedí sin aviso previo alguno que me hicieran un examen de los parámetros vitales; fue uno de los mejores y más rápidos que vi en mi vida.

Ni un solo instante la Revolución abandonó el esfuerzo de reparar, adaptar o construir nuevos policlínicos y casas de consulta, mientras miles de estudiantes ingresaban y se graduaban en más de 20 facultades de ciencias médicas. Es una larga y fascinante experiencia.

En su actual concepción, un policlínico debe estar siempre listo para atender 10 servicios básicos: medios diagnósticos, urgencias médicas, estomatología, rehabilitación integral, salud materno-infantil, enfermería, clínico-quirúrgico, atención al adulto mayor, salud mental, higiene y epidemiología. Se concibió el sistema para prestar servicios en 32 especialidades, entre ellas las que deben atenderse a cualquier hora del día o de la noche, desde un dolor insoportable de muela hasta un infarto. Debe tener cuerpos de guardia, que acercan la atención médica urgente a los hogares de las familias.

Cuando escribí Los vicios y las virtudes, señalé que todo intento de apropiarse de los productos que pasan por su mano, como hacen algunos, era indigno de la conducta de un trabajador, sea cual fuese su categoría social, su capacidad, sus estudios, sus conocimientos; coseche papas, ordeñe vacas, cocine en un restaurante, produzca en una fábrica, labore en una escuela, una librería, un museo, manual o intelectualmente, en cualquier sitio. Nadie desea instaurar el trabajo esclavo o semiesclavo en nuestro mundo. Todos pensamos que el ciudadano nace para una vida más digna.

El que roba olvida que toda persona desea tranquilidad y respeto para ellos y sus familiares, alimentos variados y de calidad, viviendas decorosas, electricidad sin fallos, agua corriente, calles sin baches, transporte cómodo y seguro, hospitales buenos, policlínicos bien equipados, escuelas de primera, bodegas y tiendas que funcionen bien, cine, radio, televisión, Internet y otras muchas cosas agradables, que sólo pueden emanar del trabajo metódico, eficiente, bien organizado y de trabajadores altamente productivos.

La producción de bienes de consumo y servicios requiere laborar con equipos modernos para la construcción, la agricultura, el transporte, energía eléctrica de alta tensión, productos químicos o inflamables; condiciones de trabajo que entrañan riesgos de altura, profundidad y otras muchas variantes ineludibles; cualquier descuido ocasiona mutilaciones y muertes que obligan a constantes medidas para impedirlos o reducirlos al mínimo posible, sin que desgraciadamente puedan evitarse cada año un número doloroso de casos. A esto se añaden las enfermedades profesionales, los sufrimientos y daños que ocasionan. No nacen del azar los bienes y servicios que todos anhelan. Inversiones fuertes, tecnologías modernas, materias primas costosas, energía abundante, y muy especialmente trabajo humano, son indispensables si no deseamos quedarnos en la prehistoria.

En días recientes solicité datos al Ministerio de Trabajo y Seguridad Social sobre el número de trabajadores involucrados en los programas de educación y salud del país; ascendían a casi el 20 por ciento de la fuerza laboral activa del país en la producción económica y los servicios.

Los datos que recibí, analizados cuidadosamente, justifican los pasos dados para elevar la edad de la jubilación, lo cual se asocia en el proyecto con mejorías reales en el ingreso familiar y, a mi juicio, también se vincula con la necesidad imperiosa de evitar el exceso de circulante monetario y el deber de reponernos rápidamente del golpe de los huracanes sin que nadie se sienta desamparado.

La cuestión que planteo es si el ser humano puede o no organizar con racionalidad la sociedad en que está obligado a vivir.

Los esfuerzos que hacen los músicos con sus instrumentos son quizás tan fuertes como los del fundidor de Antillana de Acero. A veces no hay diferencias entre el gasto mental y energético de uno y otro, aunque puede haberlo en el modo de pensar, porque unos son conocidos y aplaudidos constantemente y otros no. Pueden aquellos, sin embargo, contribuir con su influencia a la lucha contra viejos vicios de sociedades pasadas, como muchos hacen, no sólo músicos sino también escritores y pintores prestigiosos formados por la Revolución.

Hay profesionales especializados en ciencias económicas, organización del trabajo, psicología y otras ramas, conscientes de estas realidades, que abordan temas asociados de una forma u otra a ellas; se leen o escuchan interesantes conceptos en busca de respuestas que sin duda terminarán apuntando en la misma dirección a medida que el debate nacional e internacional se abre.

Los Premios Nobel de Economía están asombrados por una crisis del capitalismo desarrollado jamás vista, que demanda en este momento 700 mil millones de dólares adicionales que deberán pagar los hijos de las familias norteamericanas. No atinan los expertos del imperialismo a dar pie con bola, mientras los jefes de Estado, primeros ministros y altos funcionarios participantes en la Asamblea General de Naciones Unidas, se devanan los sesos tratando de buscar soluciones. Es curioso ver cómo muchos de los aliados de Estados Unidos en la OTAN no hablan su idioma nacional sino el inglés, esperanto de nuestra época, visiblemente chapurreado.

Pienso que no hay alternativa a la necesidad de reevaluarlo todo, buscar más productividad y menos derroche de recursos humanos en los sectores vitales, incluidos la Salud y la Educación —y en los demás de la economía productiva y los servicios—, sin atenernos estrictamente a cifras elaboradas años atrás, sin que merme y por el contrario crezca la calidad de todo lo que se lleva a cabo en nuestra patria, y sin dejar de cumplir deberes internacionalistas cuyos frutos comienzan a percibirse fuertemente. Son mucho más que lo que se imagina y bastante menos que lo que se necesita. El resto debemos ponerlo nosotros sin vacilación alguna.
 
 

Fidel Castro Ruz

Septiembre 24 de 2008

8 y 37 p.m.


Share/Save/Bookmark

LEER MÁS