¿A partir de cuándo fuiste su traductora e intérprete oficial?
Desde ese año 1975. Otros lo hubieran hecho con igual voluntad, la misma o mayor calificación, pero yo tenía la posibilidad de la consagración, no estaba casada aún, no tenía hijos ni otras presiones.
¿Eres más intérprete que traductora?
Son dos especialidades distintas y ambas me gustan. En muchos países el que es intérprete no hace más que interpretación y el traductor solo traduce. Aquí somos de todo, porque hacemos multioficio. La traducción refuerza, te obliga a investigar y te amplía los conocimientos. La interpretación requiere de otro tipo de habilidades, como la inmediatez. “Yo soy traductora e intérprete del Comandante porque también traduzco sus discursos y laboro como tal cuando él me necesita. El trabajo con el jefe, que hago con enorme placer, abarca también noches, fines de semana, días feriados y fines de año”.
¿Cuántos viajes has dado al extranjero con Fidel?
¡Ah! Una de las cosas que se aprende también con el Comandante es la precisión: tratar de ser preciso en los datos y si uno va a hacer un cálculo, que sea siempre conservador, para no mentir, para no exagerar las cosas. No me resigno a la falta de precisión y por eso soy tan quisquillosa y siempre ando buscando gazapos en los periódicos, porque me gusta la exactitud.
“De los 76 viajes al extranjero que ha dado Fidel después del triunfo de la Revolución hasta hoy, yo lo he acompañado en 67. Empecé a viajar con él en 1976 y he visitado como traductora e intérprete suya 50 países, de ellos algunos varias veces, como la antigua URSS, Estados Unidos y otros”.
¿Cuál fue el primer país al que viajaste con él?
Fue un viaje muy largo, en 1976, una visita oficial a Etiopía. Estuvimos en la Unión Soviética, Yugoslavia, Argelia y Libia. Fuimos también a Europa y regresamos después al África.
Háblanos de tu labor junto al Comandante.
Imagínense. Él es una persona muy modesta con conocimientos muy grandes y yo una pequeña vertebrada tratando de develar la hondura y la sabiduría de su pensamiento económico, filosófico, social y político.
“Miren, Fidel, como bien dijo una vez Raúl Roa, ‘ve la hierba crecer’. Él dice una oración y uno como traductor e intérprete, en cualquiera de las dos funciones, tiene que penetrar en su pensamiento, tratar de interpretar lo que quiere decir y transmitirlo. Yo creo que lo he logrado, porque me siento identificada con su persona y su modo de pensar".
¿Cómo haces?
Tengo que decodificar lo que él dice y codificarlo en inglés, para que la persona que recibe el mensaje no reciba exclusivamente palabras, sino su pensamiento, la idea precisa que él quiere decir.
“A veces las personas creen que cuando tú traduces o interpretas, transmites solo palabras. Con frecuencia algunas gentes me dicen: ‘Intérprete, ¿cómo tienes hoy la garganta?’ Y les digo: ‘¿La garganta?, perfectamente’. No saben que lo que tengo que tener claro es el cerebro, no la garganta.
“Yo debo decodificar el pensamiento de ese ser tan elevado y para el cual cada palabra que dice tiene un peso específico y está en ese justo lugar no por gusto, porque él tiene un dominio muy grande de la lengua española. Cuando él dice o repite algo no lo hace por puro placer, sino para enfocar el mismo problema desde diferentes ángulos. Y tengo que ser capaz de darme cuenta de cuál es la sutil diferencia entre lo que expresa en un momento determinado y en el siguiente, que te puede parecer muy similar, pero que no es lo mismo”.
¿Hablas más a lo norteamericano que a lo inglés?
Decididamente más a lo norteamericano, aunque trato de buscar la norma internacional, el inglés estándar, más parecido al canadiense, entre la americana y la inglesa. “Porque en Estados Unidos tú tienes varias normas según la zona geográfica, me refiero a las zonas lingüísticas. Yo hablo más a lo norteamericano porque he atendido mucho más Estados Unidos, territorio del que también me ocupo en el MINREX. Mi acento por eso es más norteamericano, pero trato de que sea lo más estándar posible para que entiendan bien lo que Fidel dice”.
¿Qué te resulta más fácil, traducir un texto o hablar?
Fácil no me resulta ni una cosa ni la otra, honestamente, porque yo, ni soy de cuna rica, ni estudié en escuela bilingüe, ni estudié fuera de Cuba. Yo empecé a estudiar Inglés a los 14 años, en décimo grado, después en el Pedagógico y por último en Filología.
¿Y cómo dominas el inglés? ¿Estudiaste por grabaciones?
Porque lo estudié mucho, con buenas profesoras, pero jamás tuve grabadoras ni estudié por grabaciones.
¿Tus libros de cabecera?
En varios idiomas: uno de español, uno de francés y uno de inglés. Yo soy graduada también de la Alianza Francesa. El francés, aunque nunca lo ejerzo, me gusta muchísimo, pero no lo practico. ¡Ah! No puedo dejar de mencionar a mi colega Isora Acosta Real, la traductora de francés del Comandante. Juntas hemos pasado alegrías y peligros ante los preparativos enemigos de atentados contra él.
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Hace 5 meses
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