viernes, 30 de noviembre de 2007

Un pueblo bajo el fuego

Venezuela, cuyo pueblo heredó de Bolívar ideas que trascienden su época, enfrenta hoy la tiranía mundial mil veces más poderosa que la fuerza colonial de España sumada a la de la República recién nacida de los Estados Unidos, que a través de Monroe proclamó el derecho a la riqueza natural del continente y al sudor de sus pueblos.

Martí denunció el brutal sistema y lo calificó de monstruo, en cuyas entrañas vivió. Su espíritu internacionalista brilló como nunca cuando, en carta inconclusa por su muerte en combate, develó públicamente el objetivo de su incesante batallar: "...ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber -puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo- de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América..."

No en vano, en un sencillo verso, expresó: "Con los pobres de la tierra quiero yo mi suerte echar". Más tarde proclamó con frase lapidaria: "Patria es humanidad". El Apóstol de nuestra independencia escribió un día: "Deme Venezuela en qué servirla: ella tiene en mí un hijo".

Los medios más sofisticados desarrollados por la tecnología, utilizados para matar seres humanos y someter a los pueblos o exterminarlos; la siembra masiva de reflejos condicionados en la mente; el consumismo y todos los recursos disponibles, se emplean hoy contra los venezolanos, pretendiendo hacer trizas las ideas de Bolívar y Martí.

El imperio ha creado las condiciones propicias para la violencia y los conflictos internos. Con Chávez hablé muy seriamente en su última visita el pasado 21 de noviembre sobre los riesgos de magnicidio a los que estaba exponiéndose constantemente en vehículos descubiertos. Lo hice a partir de mi experiencia como combatiente entrenado en el uso de la mirilla telescópica y el fusil automático y a la vez, después del triunfo, como blanco de planes de atentados directamente ordenados o inducidos por casi todas las administraciones de los Estados Unidos desde 1959.

El gobierno irresponsable del imperio no se detiene un minuto a pensar que un magnicidio o una guerra civil en Venezuela, por sus enormes reservas de hidrocarburos, harían estallar la economía mundial globalizada. Tales circunstancias no tienen precedente en la historia del hombre.

Cuba, en la fase más dura a que nos condujo la desaparición de la URSS y el recrudecimiento del bloqueo económico de los Estados Unidos, desarrolló estrechos vínculos con el gobierno bolivariano de Venezuela. El intercambio de bienes y servicios, de casi cero, se elevó a más de 7 000 millones de dólares anuales, con grandes beneficios económicos y sociales para ambos pueblos. De allí recibimos en la actualidad el suministro fundamental de combustible que consume el país, muy difícil de adquirir en otras fuentes dada la escasez de crudos ligeros, la insuficiente capacidad de refinación, el poder de Estados Unidos y las guerras que ha desatado para apropiarse de las reservas de petróleo y gas en el mundo.

A los elevados precios de la energía añádanse los de los alimentos, determinados por la política imperial de convertirlos en combustible para los voraces automóviles de Estados Unidos y otros países industrializados.

No bastaría el triunfo del Sí el 2 de diciembre. Las semanas y meses posteriores a esa fecha pueden llegar a ser sumamente duros para muchos pueblos, entre ellos el de Cuba, si es que antes las aventuras del imperio no conducen al planeta a una guerra atómica, como han confesado sus propios jefes.

Nuestros compatriotas pueden estar seguros de que he tenido tiempo para pensar y meditar mucho sobre estos problemas.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 29 del 2007

8 y 12 p.m.
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martes, 20 de noviembre de 2007

La factura petrolera y el desarrollo

Chávez lo dijo con toda claridad en Riad: la factura de petróleo y gas de los países en desarrollo alcanza el millón de millones de dólares. Propuso a la OPEP, que estuvo a punto de ser disuelta antes de la llegada al poder del gobierno bolivariano -que la presidió y preservó a lo largo de 8 años-, asumir el papel para el cual fue creado el Fondo Monetario Internacional y nunca cumplió.

El dólar está en caída libre, expresó. Nos pagan con papeles. Podemos y debemos garantizar el combustible tanto a los países desarrollados como a los que luchan por desarrollarse y necesitan importarlo. La OPEP puede dar créditos para el desarrollo con largo periodo de gracia y solo el 1 por ciento de interés anual, de modo que los países pobres paguen con los bienes y servicios que sean capaces de producir. Mencionó la cifra de 5 mil millones de dólares como ayuda al desarrollo que Venezuela presta a los países caribeños que necesitan desesperadamente importar esa esencial materia prima.

Chávez puede añadir un ejemplo ilustrativo que Cuba conoce bien: con lo que cuesta a fines del año 2007 importar un barril, en 1960 se podían adquirir 13,52 toneladas de petróleo ligero, incluido transporte, es decir, casi 50 veces más que ahora. En tales condiciones, un país como la República Bolivariana de Venezuela continuaría siendo un suministrador de combustible, un recurso no renovable, casi regalado a Estados Unidos. La tierra continuaría hundiéndose en algunas cuencas al faltar el subsuelo petrolero.

Comprendo cuánto tiene que romperse la cabeza sacando cuentas y cuán justos y nobles son sus sentimientos de igualdad y justicia para los pueblos de la que Martí llamó nuestra América y Bolívar, en la lucha contra el imperio español, calificó de una sola nación.

En aquella época se mantenía todavía el equilibrio. No existía la diabólica idea imperial de convertir los alimentos en combustible ni los cambios climáticos descubiertos y comprobados por las ciencias.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 19 del 2007

4 y 36 p.m.
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lunes, 19 de noviembre de 2007

El diálogo con Chávez

Hice referencia el pasado día 15 de noviembre a una tercera reflexión sobre la Cumbre Iberoamericana; dije textualmente "que por ahora no publico". Me parece, sin embargo, más conveniente hacerlo antes del referéndum del 2 de diciembre.

Señalaba en aquella reflexión, escrita el día 13, lo siguiente:

Ayer nuestra población pudo escuchar a Chávez en el programa de la Mesa Redonda. Lo llamé cuando afirmó que Fidel era un hombre de otro mundo, que el 11 de abril de 2002 habló con él, cuando sus comunicaciones oficiales estaban interceptadas, a través de un teléfono ubicado en la cocina.

Yo estaba reunido el día del golpe con el Presidente del Gobierno del País Vasco. Los hechos se sucedían uno tras otro. Aquella fatídica tarde, por esa misma vía habían llamado para despedirse varios de los que allí estaban dispuestos a morir junto a Chávez. Recuerdo con exactitud lo que le dije ya de noche cuando le pedí que no se inmolara: que Allende no disponía de un solo soldado para resistir y él en cambio contaba con miles.

En nuestro diálogo telefónico durante el acto de la Cumbre de los Pueblos, traté de añadirle que morir para no caer prisionero —como me ocurrió una vez y estuve a punto de serlo nuevamente antes de llegar a las montañas— era una forma de morir con dignidad. Yo había afirmado lo mismo que él dijo: que Allende murió combatiendo.

De un balazo en la barbilla, dirigido al cráneo, sobrevivió uno de los generales más gloriosos de nuestras guerras de independencia, Calixto García Íñiguez. Su madre, que no creía la noticia de que su hijo estuviera prisionero, al conocer toda la verdad, exclamó con orgullo: ¡ese sí es mi hijo!

Tal idea quise transmitirle por el teléfono celular sin amplificador, que esta vez portaba Lage, Secretario del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros de Cuba. Chávez apenas podía oír mis palabras, como ocurrió también con la orden de callarse que le espetó el Rey de España.

En ese instante del acto llegó Evo, genuino indio aymara, que también habló, como lo hizo Daniel, en cuyo rostro Chávez observó, con razón, rasgos mayas.

Estoy de acuerdo con él cuando afirmó que soy una extraña mezcla de razas. Tengo sangre taína, canaria, celta y quién sabe cuántas más.

Estaba impaciente por escucharlos de nuevo a los tres. Antes dije: ¡Vivan los miles de chilenos que murieron combatiendo contra la tiranía impuesta por el imperialismo! Y concluí proclamando junto a Chávez la consigna bolivariana, guevarista y cubana de: "Patria, Socialismo o Muerte" ¡Venceremos!

Ayer lunes 12 escuché a través de una conocida emisora privada de televisión venezolana, al servicio del imperio, una declaración y un discurso elaborados de punta a cabo por la Embajada de Estados Unidos. ¡Qué hueco y ridículo sonaba todo frente al discurso vibrante de Chávez en el debate!

¡Gloria al Bravo Pueblo que el yugo lanzó!

¡Viva Hugo Rafael Chávez!

Fidel Castro Ruz

Noviembre 18 de 2007

3 y 16 p.m.
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sábado, 17 de noviembre de 2007

En Honor a Sergio del Valle

Sergio y yo tuvimos el privilegio de estar allí en el puesto de mando ubicado a la derecha de la desembocadura del río Almendares el amanecer del 15 de abril, cuando bombarderos B-26 de Estados Unidos con insignias cubanas y pilotos mercenarios atacaron las bases aéreas de Ciudad Libertad, San Antonio de los Baños y el aeropuerto civil de Santiago de Cuba, hace 46 años.

Fue un ataque preventivo y sorpresivo contra este oscuro rincón del mundo.

Con Sergio me comunicaba por teléfono desde cualquier pueblo cercano a la Carretera Central cuando me dirigía hacia Girón el 17 de abril.

En medio de la batalla que allí libraban nuestra infantería y nuestros tanques, él desde el puesto de mando, me informó que el enemigo atacaba al oeste de la Capital. Se trataba de un simulacro ordenado por Estados Unidos para proteger a los invasores de Girón, que ellos conocen como Bahía de Cochinos.

Tú marchaste, Sergio, con Camilo hacia Pinar del Río en la Columna Invasora. Todavía yo no había aprendido que la guerra se gana cuando las fuerzas de operaciones enemigas han sido destruidas. Me guiaba en ese momento por la historia de Cuba sin advertir que en nuestra aislada isla no era posible un Ayacucho. Arriesgué las fuerzas de Camilo y las fuerzas del Che, con las cuales habríamos adelantado la caída de la tiranía.

Tú y yo nos encontrábamos también en el puesto de mando cuando en la Crisis de Octubre de 1962 estuvimos al borde de una guerra nuclear.

Hemos vivido tiempos excepcionales que se reiteran de forma cada vez más amenazante para la humanidad.

Tus lecciones y tu ejemplo perdurarán.

Rindo tributo a tu memoria.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 16 de 2007

2:15 p.m.
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viernes, 16 de noviembre de 2007

Waterloo ideológico

Tengo muchas reflexiones adelantadas en virtud de promesas. Una de ellas se relaciona con las ideas esenciales del libro de Greenspan, ex presidente de la Reserva Federal, utilizando sus propias palabras. En ese texto se puede percibir con claridad la pretensión imperialista de seguir comprando al mundo y sus recursos naturales y humanos pagando con billetes de papel perfumados.

Otra idea era la de obligar a determinados personajes a confesar la verdad sobre los planes de guerra de la OTAN. Emplazaba directamente al señor Aznar y presionaba a líderes norteamericanos para que admitieran abiertamente su responsabilidad en las guerras del imperio. Mostraba pruebas documentadas, algunas inéditas.

Vino la Cumbre Iberoamericana, y allí ardió Troya. El discurso adicional, invertebrado e inoportuno de Zapatero, su defensa de Aznar, la orden abrupta del Rey de España y la respuesta dignísima del Presidente de Venezuela, que por causas técnicas ni siquiera pudo oír con precisión lo que el Rey dijo, aportaron pruebas irrebatibles de las conductas y los métodos genocidas del imperio, sus cómplices y las anestesiadas víctimas del Tercer Mundo.

En aquel ambiente tenso brilló la inteligencia y la capacidad dialéctica de Chávez.

Una frase de Aznar sintetiza su alma celestina. Cuando Chávez le preguntó por la suerte que esperaba en el mundo neoliberal a los pueblos pobres como el de Haití, respondió textualmente: "Esos se jodieron".

Conozco bien al líder bolivariano: jamás olvida las frases que directamente escucha de sus interlocutores.

Escribí una tercera reflexión sobre la Cumbre Iberoamericana que por ahora no publico. Elaboré ésta, en víspera del viaje que inicia mañana rumbo a la Cumbre de la OPEP, en Riad, Arabia Saudita, el presidente Chávez.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 15 del 2007

6 y 32 p.m.
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martes, 13 de noviembre de 2007

El debate de la Cumbre

Las paredes, la distancia y el tiempo se redujeron a cero. Parecía irreal. Nunca había tenido lugar un diálogo parecido entre Jefes de Estado y de Gobierno, que en casi su totalidad representaban países saqueados durante siglos por el coloniaje y el imperialismo. Ningún hecho podía ser más didáctico.

El sábado 10 de noviembre de 2007 pasará a la historia de nuestra América como el día de la verdad.

El Waterloo ideológico ocurrió cuando el Rey de España le preguntó a Chávez de forma abrupta: "¿Por qué no te callas?". En ese instante todos los corazones de América Latina vibraron. El pueblo venezolano, que debe responder sí o no el próximo 2 de diciembre, se estremeció al vivir de nuevo los días gloriosos de Bolívar. Las traiciones y los golpes bajos que recibe diariamente nuestro entrañable hermano, no harán cambiar ese sentimiento de su pueblo bolivariano.

Al llegar Chávez al aeropuerto de Caracas, procedente de Chile, y escuchar directamente de su boca los planes de mezclarse con las multitudes, como lo ha hecho tantas veces, comprendí con absoluta claridad que, dadas las circunstancias actuales y la victoria ideológica de gran trascendencia obtenida por él, un asesino a sueldo del imperio, un oligarca envilecido por los reflejos que sembró la maquinaria de publicidad imperial, o un perturbado mental, podrían poner fin a su vida. Es imposible apartarse de la impresión de que el imperio y la oligarquía se esmeran por conducir a Chávez a un callejón sin salida poniéndolo fácilmente al alcance de un disparo.

En el caso de Venezuela, la victoria no se debe convertir en terrible revés sino en victoria mucho mayor, para evitar que el imperialismo conduzca al suicidio a nuestra especie. Hay que seguir luchando y corriendo riesgos, pero no jugar todos los días a la ruleta rusa o al cara o cruz de una moneda. Nadie escapa de los cálculos matemáticos.

En tales circunstancias deben usarse preferiblemente los medios modernos de comunicación que transmitieron al mundo en vivo y en directo los debates de la cumbre.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 12 de 2007

Hora: 4 y 45 p.m.
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lunes, 12 de noviembre de 2007

El valor de las ideas

Che era un hombre de ideas

Con dolor profundo escucharía los discursos que desde posiciones tradicionales de izquierda se pronunciaron en la Cumbre Iberoamericana en Santiago de Chile.

Los de la derecha asumieron las posiciones igualmente tradicionales haciendo inteligentes concesiones a la su-puesta izquierda.

Orgullo sentiría por los pronunciamientos de varios líderes, revolucionarios y valientes, con independencia de la poca o mucha experiencia política de cualquiera de ellos.

La experiencia es la madre de la ciencia y de las ideas.

De las batallas libradas por un puñado de combatientes cubanos en un fragmento de la Sierra Maestra contra fuerzas extraordinariamente superiores en número y en armas, elaboró el Che las ideas que después sintetizó en su libro La guerra de guerrillas.

La crítica de Chávez a Europa fue demoledora. La Europa que precisamente pretendió dar lecciones de rectoría en esa Cumbre Iberoamericana.

En las palabras de Daniel y Evo se escucharon las voces de Sandino y de las culturas milenarias de este hemisferio.

El discurso que en esa Cumbre pronunció el presidente de El Salvador provoca náuseas.

El capitalismo es un sistema regido por leyes ciegas, destructivas y tiránicas impuestas a la especie humana.

Dedicar la próxima Cumbre a la juventud latinoamericana es una mezcla indigerible de cinismo y de mentira para sembrar reflejos condicionados en la mente de los pueblos.

Fidel Castro Ruz

Noviembre 10 del 2007

6 y 02 p.m.


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