domingo, 18 de julio de 2010

Mensaje para Nelson Mandela

Viejo y prestigioso amigo, cuánto me place verte convertido y reconocido por todas las instituciones políticas del mundo como símbolo de la libertad, la justicia y la dignidad humana. Te convirtieron en trabajador forzado en las canteras, como hicieron con Martí cuando tenía 17 años.
Sólo estuve en la prisión política menos de dos años, pero fue tiempo suficiente para comprender lo que significan 27 en las soledades de una prisión, separado de familiares y amigos.
En los años finales de tu martirio, tu Patria, bajo la tiranía del Apartheid, fue convertida después de la Batalla de Cuito Cuanavale en instrumento de la guerra contra los combatientes internacionalistas cubanos y angolanos que avanzaban sobre la ocupada Namibia. Nadie podía ocultarte las noticias de la solidaridad que el pueblo, bajo tu guía, despertaba entre todas las personas honestas de la tierra.
Entonces, como hoy, el enemigo estaba a punto de dar un zarpazo nuclear contra las tropas que, en ese caso, avanzaban contra el sistema odioso del Apartheid.


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La otra tragedia

En mi reunión con los economistas del CIEM, el martes 13 de julio, les hablé del excelente documental del director francés Yann Arthus-Bertrand, con la participación de las más preclaras y bien informadas personalidades internacionales, acerca de otro terrible peligro para la especie humana que está ocurriendo ante nuestros ojos: la destrucción del medio ambiente.
El documental afirma de forma clara y lapidaria:
“En la gran aventura de la vida en la Tierra, cada especie tiene un papel que jugar, cada especie tiene su lugar. Ninguna es inútil o dañina, todas se balancean. Y ahí es donde tú homo sapiens, humano inteligente, entras en la historia. Te beneficias de un fabuloso legado de 4 000 millones de años, proveído por la Tierra. Solamente tienes 200 000 años, pero ya has cambiado la faz del mundo.”
“La invención de la agricultura cambió nuestra historia. Fue hace menos de 10 000 años.”
“La agricultura fue nuestra primera gran revolución. Resultó en los primeros excedentes y dio nacimiento a ciudades y civilizaciones. Los recuerdos de miles de años buscando comida se desvanecieron. Habiendo hecho del grano la levadura de la vida, multiplicamos el número de variedades y aprendimos a adaptarlos a nuestros suelos y climas. Somos como todas las especies en la Tierra. Nuestra principal preocupación diaria es la de alimentarnos. Cuando el suelo es menos que generoso y el agua se vuelve escasa somos capaces de hacer prodigiosos esfuerzos, para extraer de la tierra suficiente para continuar vivos.”


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